Nunca tocaría los "derechos sociales". Eso nos dijo el muchacho de León para tranquilizarnos mientras le repartía a la banca lo que no está en los escritos (ni estará), para sacarla a flote y que los banqueros no sufrieran en sus "derechos sociales".
En sólo 6 años el Justiciero de las Mujeres ha dejado el país con un 11% de déficit y 4,3 millones de parados. Una situación que por fin reconoce y que va a obligar a a recortar los derechos sociales de jubilados, viudas, huérfanos e incapacitados, que también tendrán que buscarse la vida. "No puedo hacer un pacto de Estado con la derecha por diferencias ideológicas", no dijo. ¿Cuálas? Cuáles son esas diferencias.
"La crisis no la pagaran los más débiles", nos comentó también nuestro prohombre, pero ya la están pagando a escote, con dos años más currele. "Es razonable prolongar la jubilación hasta los 67 años", nos ha aclarado ahora con el fin de mantener la viabilidad del sistema de
protección social para el futuro. Y de mantener las embajadas de Carold Robira, ya de paso, que eso sí que sería un recorte social para la libertad de los pueblos, etc., etc.
Porque entre algunas propuestas "razonables" para sanear el sistema, como acabar con el chollo de las prejubilaciones, las pensiones de viudedad vitalicias con pocos años de convivencia o acotar el despilfarro de la administración, se han incluido otras que sólo apoyan los patrones y que jamás se atrevería a proponer la derecha porque por mucho menos le organizaron a Aznar una huelga general en 2002.
Entonces teníamos un 11% de paro, casi pleno empleo, y los sindicatos se echaron a la calle porque la derecha quería reformar el subsidio de desempleo del PER. Una minucia comparado con "el pensionazo" (IU). Y la derecha se acojonó y se echó para atrás. Veremos qué hacen los sindicatos ahora, pero probablemente protesten, sí, pero aflojico.