Antonio F. Marín: Book

26 de junio de 2011

Book

El Gobierno promete «batalla» para ampliar las ayudas de la UE a las frutas y hortalizas debido a los perjuicios causados por la ‘crisis del pepino’. Pese a ello España no va a demandar a Alemania porque según explican desde las cooperativas, «no convine morder la mano que te da de comer ya que ellos son nuestros principales clientes».

Y ahora se explica todo. El cliente siempre tiene razón, porque el origen del brote de E.coli que ha matado a 39 alemanes no estaba en los pepinos españoles, claro, ni en la malévola agricultura moderna, sino en una granja ‘orgánica’ que no utiliza fertilizantes para abonar, sino boñigas de vaca tal y como hacían nuestros abuelos que también la palmaban, pero mucho más jóvenes, porque gracias a los avances hemos logrado doblar la esperanza de vida en menos de un siglo y eso se debe a la higiene y a los antisépticos.

«La agricultura orgánica es un sistema de producción que le da énfasis a la fertilidad del suelo y la actividad biológica y no utiliza fertilizantes y plaguicidas sintéticos para proteger el medio ambiente y la salud humana» ( FAO). Es decir, que no fumigan en plan ecológico y todo eso que luce tanto, pero dejan pasar al bichito que mata, como ya mataba hace 100 años cuando ni nos lavábamos las manos.

Ahora somos más civilizados y nos ponemos guantes para manipular la fruta. Y sabemos hasta idiomas ‘export/import’ para venderla. El que los sepa, claro, porque a uno nunca se le han dado bien los idiomas y por eso de inglés sólo conozco el clásico ‘Want to fuck with me tonight?’ que me enseñó un camarero de Palma. Y que no pronuncio porque no se me entiende. Lo solía llevar escrito en un papel y se lo daba a la chica. Para abreviar.

Pero ellas se conoce que no dominaban su propio idioma porque ponían una cara muy rara y se iban corriendo a llamar a su novio. !Horror! Porque a uno no le van los tríos y esas cosas tan raras, pues servidor es muy clásico y prefiere hacerlo en la cama de sus padres, mientras ellos preparan la cena de Nochevieja. Como mandan los cánones, vamos. Se están perdiendo las buenas costumbres.

Pero es que el inglés es difícil y paradójico ya digo, porque al libro lo llaman ‘buk’, pero lo escriben ‘book’. Se conoce que cuando los Cromañón andaban por las cuevas uno le dijo al otro: «He inventado una cosa que se va a llamar ‘buk’, pero que lo vamos a escribir ‘book’. ¿Por qué?... Porque si algún día inventamos el submarino y vamos a la guerra contra Alemania, lo podemos usar como clave en las comunicaciones.

Pero entonces los alemanes (que andarían por la cueva de al lado) pensaron lo mismo y llamaron al libro ‘buch’ (bug). Por lo de las claves de los submarinos. Y por joder. Con lo sencillo que es llamar al pan, pan, y al libro, libro. Porque los rusos, que debían estar por la cueva del quinto, también lo oyeron y se dijeron que al libro lo iban a llamar ‘Èíòåðâüþ’. Por lo de las claves, ya digo. Y porque estaban borrachos de vodka.

Columna publicada en el semanario de papel El Mirador de Cieza.

Mobusi