De nuevo traemos a Dita von Teese con su lencería camp de los años 40/50; los corsés, las medidas con costura o rejilla, los ligueros, los tacones y demás orfebrería textil del eterno femenino que seducen más que la desnudez integral porque la piel es lisa, no esconde recoveco y no deja escondite para la imaginación pervertida. A las chicas desnudas lo que hay que hacer es mandarlas a vestirse para que estén más indecentes, que la desnudez es muy inocente y lo que nos gusta es la indecencia del vestido.