22 de febrero de 2010
La vagancia de Zapatero y los leprosos del PP
Tan grosero es hacer la peineta a unos jóvenes que te llaman asesino, como pitar y abroncar al rey en un partido de Baloncesto (ayer en Bilbao). Si los maleducados abucheadores del rey ejercitan así su libertad de expresión (eso dicen los enterados y los jueces), hacer la peineta para mandar a tomar por culo a quien te llama asesino, también es libertad de expresión. Que conste. Y de la buena.
Las cosas como son, aunque nos las quieran interpretar, vaya, porque Zapatero le ha encomendado a Rajoy que no apoye al Gobierno, sino a su país, cuando fue el presidente el primero que estableció el "cordón sanitario" y se fue a los Pactos de Tinelll. Todavía se recuerdan aquellos titulares de El País: "el PP se queda sólo", etc, etc, para dar la idea de que la oposición estaba
aislada, marginada. Apestada. Le pusieron a media España la campanilla de leproso y mandaron a 10 millones de votantes al lazareto del desprecio.
Y ahora, tras dos años sin hacer nada y copiando los proyectos de Gobierno del "Rincón del vago", el presidente le pide el apoyo a Rajoy por amor a la patria y toda esa farfolla hueca. Aunque quizás debería dárselo, pero siempre y cuando rectifique. No se puede pedir apoyo para seguir haciendo de las tuyas.
Aunque no va a rectificar, va de farol, porque este tío es tan orgulloso y engreído que no va a permitir que Rajoy se apunte un tanto si salimos de la recesión, que se saldrá más tarde o más temprano. "Dejadme solo", se ha debido de decir frente al espejo maravillado de lo listo que es. Y en esas anda.