Uno es pesimista por instinto (de supervivencia) porque aunque no todos los optimistas son tontos, todos los tontos sí son optimistas. Por eso, cuando nos cuentan que nuestro bienquerido presidente Valcárcel (‘más-typical’ que el morcón), se va a traer para Murcia un parque temático de la Paramount Pictures que creará 20.000 puestos de trabajo, 15.000 plazas hoteleras y 3 millones de turistas, nos viene a las mientes que eso no puede ser cierto, y si lo es, ya habrá alguien que lo joda.
El proyecto es demasiado bueno para que prospere, aunque puede ser que uno sea un agonías escéptico, resabiado, y con razón, porque cuando les cedo a las chicas el paso en la cola del súper, siempre me dicen que no, gracias, porque lo que maquino
es mirarles el culo. Le podrías mencionar aquello de la caballerosidad, etc, etc, pero cuando crías fama de vicioso, échate a dormir, digo, a temblar. También temblamos cuando todos los partidos políticos se reúnen en una comisión para solventar la crisis, es decir, para discutir entre ellos sobre quién es la madre que hace mejor las croquetas. Y en están andan, porque además suena a rechifla que famosillos pudientes como Buenafuente, Gasol o Ferrán Adrian (o los multimillonarios patrones de Telefónica o el Banco Santander), nos vengan con palmaditas y cucamonas para jalearnos a arrimar el hombro, ‘esto sólo lo arreglamos entre todos’, cuando los demás apechugan con la hipoteca o se divierten con menudencias como conseguir un empleo.
Aunque la vicepresidenta socialista, Elena Salgado, ya se ha puesto a ‘arreglar esto entre todos’ y va en coche oficial a practicar yoga a 42º, según la moda de la alta sociedad. Para dar ejemplo. Los españoles también hacen prácticas a 42º pero sin posturas de yoga, porque en el andamio no caben esas exquisitas sutilezas. Y también sudan, más que ella, pero para encontrar trabajo o llegar a fin de mes.
O para poder regar, pongamos por caso, porque el Gobierno ha aprobado el canal que desviará el agua desde el Cenajo al Tabilla y que convertirá el cauce del Segura en un riachuelo a su paso por el Cañón de Almadenes, Cieza y el Valle de Ricote. Por un lado aprueban planes para promocionar el turismo en este espectacular cañón y en el valle de Ricote, y por otro decretan su agonía al son del réquiem de los Parrandaboleros.
Está ya hecho, aunque protestemos, porque Zapatero se jacta de no gobernar con ´decretazos’, y por tanto el proyecto se llevará a cabo a decretazo, y por cojones. No hay nada que rascar porque el canal facilita que cuando se finiquite el trasvase del Tajo, se pueda trasvasar el ‘agua de boca’ (en plan samaritano y bla, bla, bla), pues podrán pavonearse de que quitan el agua para riego ‘insostenible’, pero dejan caritativamente el agua para beber. Así que uno es pesimista porque sólo los tontos sonríen constantemente. Y no queremos señalar, que es de mala educación. Y lo mejor hasta la Parmount Picture rueda un western crepuscular en el riachuelo que nos dejen.
(Columna publicada en el semanario de papel El Mirador de Cieza)