El capitalismo no descansa jamás, como los tontos (Ortega), y por eso un universitario de 19 años ha creado la empresa «telecondón» para servirlos a los clientes apremiados. No está solo, qué va, pues ahí tenemos a los españolitos castizos que andan restregándose por la cara su propio teatro Capitol (y su apropia España), mientras se tiran de los pelos como escarpias y se arañan con mayores palabras.
En vez de plantear si el teatro es el adecuado para la ciudad (sólo lo ha hecho Vergara del CCCi), se han engrescado con repúblicas, desahucios, malas maneras, pobrezas, riquezas y zarzas.
Si lo hubiera reinaugurado el presidente de la República tendríamos el mismo esperpento porque en España no se descorcha una chapa sin que alguien se dé por señalado. Y si se engallan con este copete cuando se desprecinta un teatro no sabemos de qué pelos tirarán cuando se reinaugure la piscina climatizada con sauna, jacuzzi y baño turco; un servicio de nuevos ricos para señoritos con alpargatas. Ya no habrá pobreza.
Seremos tan ricos como Messi que gana 20 millones de euros al año y todavía quiere rapiñarnos cuatro. Parece que el seráfico futbolista no se ha enterado de los manejos capitalistas de su padre jugando al Monopoly de las sociedades en paraísos fiscales, mismamente que la infanta Cristina que también fue la última en enterarse. Suele pasar en la pareja con los cuernos. Eso dicen. Así que es probable que Messi no sepa nada y se limite a pedirle la paga a su padre. Como cualquier otro niño.
Tan inocente como el invento de la marca Wool & Prince que ha patentado una camisa que permanece limpia durante cien días «y sin olor de los efluvios humanos». Un logro que le vendrá de maravilla a los marranos que no se duchan, porque a ver quién es el guapo que quiere llevar 100 días la misma camisa.
A mí me habría venido muy bien de pequeño, sabe usted, porque las tres extraordinarias mujeres con las que he pasado toda la infancia y la adolescencia, eran muy estrictas cuando venía del solar de doña Adela con los zapatos rotos, la camisa sin botones y la cabeza descalabrada y con brechas, que mi querido don Rafael Rodríguez nos restañaba en la Casa de Socorro del camino de Murcia con polvos de Azor y lañas.
De don Rafael tendría que escribir algún día una columna, pero la actualidad no deja espacio. De él y de otros ciezanos como el genial poeta Pepe Piñera, vilmente marginado. O el padre del doctor Pascual Lucas, don Daniel, que se mantuvo republicano en la dictadura cuando ejercerlo tenía mérito pues lo represaliaron y apartaron de la docencia, sin que su nombre figure ahora en un colegio ni en un aula. Otro vilmente olvidado por los héroes que ahora ondean tan ricamente repúblicas y peanas.
Y también podríamos hablar de mi estimado Joaquín Gómez Carrillo que se ha ganado que lo nombren cronista de Cieza (como Antonio Ballesteros), porque sabe una jartá de tradiciones y somos el único municipio que no lo tiene pues los españolitos castizos quieren endilgarnos el de su bandería partidaría que tampoco descansa. Como el tonto.
Columna publicada en el periódico El Mirador de Cieza.