El gobierno de Mariano Rajoy nos va a subir las pensiones 0,25 céntimos. Ni 0,15 , ni 0,10 ni 0,15 sino 0,25. Ni más ni menos. Y además, a poco que se esfuerce, nos regala también una manta y un peine (homenaje al querido Ángel de las mantas)
No nos extraña entonces que el 98% de los niños de diez años tengan hábito de ahorrar parte de su paga para invertirla en gastos futuros, según la sorprendente conclusión de Scottish Widows. Aunque los juguetes y los videojuegos siguen siendo su gasto fundamental, también los hay que ahorra pensando en financiar su carrera universitaria, comprar una casa o abrir su propio negocio.
Eso dice el informe que lees y te deja atónito (despatarrado), porque a esa edad uno todavía continuaba jugando a médicos y no pensaba en ahorrar para comprarme un coche. La verdad es que a mi provecta edad todavía no me lo he comprado y sigo queriendo jugar a médicos. Lo que pasa es que uno es un inmaduro. Y además ellas no quieren jugar. Son muy suyas.
Como algunos cerriles de derechas que quieren liquidar el Estado y otros cerriles de izquierdas que quieren hacerlo insostenible con tanto gasto superfluo (la tv andaluza pierde 71.000 millones al día). La virtud dicen que anda por el término medio, es decir, por el centro y no por las caderas, por lo que parece inadecuado que se quiera exterminar a los ricos.
A los multimillonarios hay que mimarlos para que trabajen para nosotros, creen riqueza y que podamos explotarlos achicharrándolos con los impuestos; pero no te los puedes cargar porque si acabas con ellos ya no te queda nadie a quién exprimir.
Y los millonarios ya no descienden de un abuelo «que ha ganado una batalla» (León Felipe), pues el más rico de España, Armando Ortega (el de Zara), comenzó vendiendo camisas por los pueblos montando en una Vespa. Y un chico murciano de 28 años ha creado 750 empleos (en plena crisis), mediante un crédito del ICO, avalado por sus padres, que le ha permitido crear una franquicia de yogures helados.
«El problema de la falta de crédito» -asegura el muchacho- «se va a solucionar por sí mismo porque los bancos viven de los créditos y ahora lo están haciendo de los créditos pasados. Y tiene su lógica el razonamiento: O prestan dinero o no ganan . He ahí la cuestión que plantea este lúcido chico empresario, porque los ricos ya no vienen de serie en familias con prosapia y blasón niquelado, sino que proceden de abajo como el imberbe multimillonario fundador de Facebook que inició la empresa en su habitación de estudiante.
Un negocio que afloja porque todo tiene su fin o decadencia y va perdiendo poco a poco a sus usuarios que se aburren. Más o menos lo que ocurre con las parejas tras la pasión inicial. A todos nos llega la hora y habrá que ser prudentes, ahorrar para la vejez (como los niños), y poder así contratar a un enfermera tía buena que quiera jugar a médicos (por 0,25 céntimos).
Columna publicada en el periódico El Mirador de Cieza.