Antonio F. Marín: La espera se retrasa

21 de agosto de 2014

La espera se retrasa

Mi última novela "la Espera se retrasa"  se acaba de publicar en la librería online Amazón. Han sido tres años de trabajo, a trancas y barrancas, pues la inicié cuando acabé la tercera en 2011. Y puse el punto y final a su primer borrador el 15 de febrero de 2012. Luego se quedó parada, cogida a ratos y vuelta a dejar. Olvidada. Y vuelta a coger corrigiendo el borrador una y otra vez pero sin orden ni rutina.

Hasta que hace unos meses volví al orden y el concierto y he podido terminar definitivamente lo que acabé un 15 de febrero de 2012. Con trabajo, rutina, orden y más rutina, como siempre, y sin esperar a que de pronto te venga la inspiración. Poniéndote a escribir sin ganas, madrugando hasta los domingos para estar más fresco con la fresca. Al final el parto ha terminado y la he publicado en Amazón.es  en formato digital para tabletas, móviles y lectores eBook. Pero se puede leer en el ordenador bajándose un programa gratuito.

Sólo cuesta 1,53 euros y. según me dicen. si recibe muchos votos (muchas estrellas) te dan un vale para una gaseosa. Y si les gusta se publicará en papel en España y Estados Unidos. Pero eso lo de menos. Lo importante es la gaseosa y la satisfacción del trabajo bien hecho, cuando has dado lo mejor de ti no importa fracasar porque siempre hay alguien mejor que tú. Hay que ser humildes. "Da igual. Prueba otra vez. Fracasa otra vez. Fracasa mejor", que decía Samuel Beckett. Y ya estoy fracasando mejor porque tengo en ciernes la quinta.

Cuando era niño y acudía a la biblioteca del Camino de Murcia, buscaba por orden alfabético los autores y me decía, aun siendo niño: “Algún día habrá aquí una novela mía”. Y ahora mismo hay dos en papel y otras dos en tiendas online. Cuatro en total. He cumplido sobradamente mis sueños de siempre y puedo morir tranquilo. 


Y una vez acabado el trabajo toca divertirse unos días. Me lo merezco pues he estado encerrado trabajando un montón. Para mí esta novela ya está olvidada y he puesto las primeras líneas de la siguiente, la quinta. Para fracasar mejor. Pero será para el otoño. Si sobrevivo. Ahora hemos llegado a puerto tras una dura travesía. Y toca divertirse.


Sipnosis.-

“La dicha de la vida consiste en tener siempre algo que hacer, alguien a quien amar y alguna cosa que esperar”, según nos recordaba Thomas Chalmers. Y a esa esperanza se aferra el arquitecto protagonista de la novela cuando tacha los días en el calendario con la ilusión de que llegue pronto eso que espera para ser feliz, aunque no sepa qué es.

 Y mientras aguarda va tachando los días en el almanaque y tiene que afrontar la aparición del cadáver de una mujer emparedada en el edifico que reforma, que pudo ser asesinada, y que se oponía al proyecto pues quería mantener el espíritu del creador. Los demás vecinos no se ponen de acuerdo en cómo se han de colocar los nuevos tabiques, discrepan, mientras el arquitecto proyecta una y otra vez su nueva ubicación aun sabiendo que el edifico, como el mundo, se puede mejorar pero sin poder tocar los pilares y los muros de carga, es decir, la libertad del ser humano.

Al protagonista se le complica más la vida cuando lo acosa una chica sumisa que quiere dominarlo y se ve además obligado a investigar la muerte de varias personas en una peligrosa curva, incluido su mejor amigo, que la policía achaca a una “viuda negra”. Y mientras lo hace se queda prendado de otra compañera que lo seduce pero que tiene un vicio, confesable, que lo puede llevar a la perdición. Pero él sigue cambiando tabiques del edificio en un tejer y destejer que lo mantiene preso, como Sísifo, en una obra sin fin, mientras sigue tachando con ansiedad todos los días en el calendario para acelerar que llegue eso que debe hacerlo feliz.

Quizás sea la chica que quiere ser ‘suya’ o la compañera con un vicio muy confesable que lo hace ‘suyo’. O la tremebunda sospecha de que en realidad eso que tiene que llegar para ser feliz es lo que ya han conocido los suicidas y por eso se quitan la vida pues ya saben que lo que se espera no merece la pena, no merece la vida. Pero el protagonista, por fin, deja de tachar los días en el calendario.

La novela trata con ironía y mordacidad el existencialismo humano, los pecados capitales o la entrega por amor mientras un daltónico suele discutir con un amigo sobre el color de un semáforo y suenan reiteradamente las campanas de una iglesia llamando a misa.

Mobusi