Es nuestro cerebro quien escoge la pareja adecuada, según el catedrático de la Universidad de Ámsterdam Dick Swaab. «Es muy importante escoger una pareja inteligente ya que el 88% del intelecto es genético», es decir, que se hereda de padres y madres. Y tiene razón. Yo siempre me he fijado en mujeres muy inteligentes, mucho, y quizás por eso me han rechazado. Son muy listas
No son tontas, aunque cobren menos. Una injusticia como ha denunciado UGT pues una mujer debe trabajar 84 días más al año para ganar lo mismo que un hombre y pierde además en la cuantía de su pensión (un 38% menos). Una infamia, sí, pero vivimos en una dictadura de los mercados a la que la gente se mata literalmente por llegar pues miles de personas han muerto este año al cruzar el mediterráneo para llegar a la ‘tierra prometida, !yalaaaa!’, según ha publicado El País.
Bienvenidos pues a la dictadura de los mercados, a la tierra prometida del paro donde un 38% de los que consiguen trabajar gana menos de 645 euros mientras un tercio de los niños vive bajo el umbral de la pobreza (Unicef), y más de la mitad de los jóvenes españoles planean emigrar. Bienvenidos a una dictadura más relajada que la China comunista que también se ha acaramelado con el capitalismo porque después de todo hasta san Pedro tenía suegra. Aunque no se sabe si era un santo porque tenía suegra o fue la suegra la que lo hizo un santo.
Será porque no vivimos en el mejor de los mundos posibles, mi querido Cándido Leibniz, sino en la mejor de las dictaduras posibles. Tendremos pues que cultivar el jardín de la resignación laica volteriana. Y quizás por eso algunos se matan por huir de la pobreza y llegar al capitalismo explotador; al paro, la corrupción, los bajos salarios y la dictadura económica que no es justa porque permite que un modesto Amancio Ortega, el de Zara, empezara su negocio vendiendo camisas en una vespa por las aldeas de Galicia. La ‘dictadura’ lo favorece porque nos deja en desigualdad a los que no tenemos Vespa.
Cosas del capitalismo que corrige sus propios errores, días y ollas, porque necesita mano de obra convenientemente renumerada para que gaste, consuma y les compre sus maravillosos ‘smartphone’ pues se han vendido en España 27 millones de aparatos que son usados en ‘guatasapear’. O sopear, no sé, que ando muy perdido porque los marqueses ya no son Leguineches berlangalianos, sino exfutbolistas como Del Bosque que no gozan de un abuelo que ha ganado una batalla (León Felipe). Tampoco tienen lustrosa parentela los miles de inmigrantes multimillonarios de la casta del extinto comunismo soviético o de los chinos comunistas que han conseguido residencia oficial en España, al comprar nuestras empresas, edificios y deudas.
Es posible que hasta venga el creador de ‘guatsap’ que vivia de la beneficencia antes de crear la aplicación que lo ha hecho multimillonario. Todo cambia, Lampedusa, pero la locura es tener que explicar una y otra vez lo obvio. Y en esas estamos porque nuestro cerebro no escoge a los más inteligentes, sino a los que tienen Vespa.
Columna publicada en el periódico El Mirador de Cieza.