El Consejo Internacional de Monumentos (ICOMOS) que vigila el patrimonio mundial bajo el auspicio de la Unesco, ha condenado el expolio del patrimonio español realizado por los piratas del buque Odyssey en aguas españolas mientras el presidente del Gobierno andaba reunido en alianzas de civilizaciones y demás picatostes, o buscaba solucionar el problema del cambio climático. Porque el muchacho de León anda tan enfervorecido en la búsqueda de la paz con los que provocan la guerra, que le han robado el patrimonio de los españoles delante de sus napias. Muy ágil y muy valiente para traerse las tropas de Irak, pero incapaz de vigilar nuestras costas para que no nos roben el patrimonio común de los españoles (pese a las alertas de la Armada). Quizás si hubiera sido patrimonio de Venezuela o de Cuba nuestro ministro de Exteriores hubiera estado más avisado y hubiera llenado las páginas de los periódicos de “enérgicas repulsas” y de condenas del “imperialismo americano”, pero preocuparse del patrimonio español es cosa de reyes católicos, es decir, de fascistas.
