Un buque de guerra español, la fragata Juan de Borbón, navega ahora mismo frente a las costas de Georgia realizando unas maniobras de la OTAN, precisamente cuando Rusia ha declarado la independencia de Osetia y Abjasia.
Está en zona de guerra, sin permiso del Parlamento, mientras nosotros nos enjugascamos con la nariz de la princesa, perseguimos a los familiares de los fallecidos en el accidente de Barajas o nos recreamos con la tomatera de Buñol; una de esas tradiciones populares, como todas, que hace unos pocos años comenzó alguien de guasa y que termina siendo patrimonio de la humanidad. Como el folclore.
Dentro de un siglo "la tomatina" de Buñol tendrá su museo, sus hagiógrafos, sus cronistas y sus pregoneros. Se coronará una madrina de honor, se iniciarán tesis en las universidades y si alguien pretende regular el tomaterío, será llevado al cadalso público por
atentar contra una sacrosanta tradición que se realiza "desde tiempo inmemorial" o desde "la noche de los tiempos".
Pero ya puestos en faena de recreo, he preferido agarrarme a mi "tomatina" particular, todos tenemos derecho al jolgorio, y he preferido recrearme con los culos tomateros culones, es decir, la tomatera de los culos, porque la palabra "culona" es la más requerida en esta web junto a "enseñando las bragas". Como se ve el nivel intelectual de este blog sube cada día más y algún día alcanzaremos incluso la excelencia.
Qué se le va a hacer. Pero no nos podemos engañar y eso es lo más requerido de este blog porque hemos pasado de los "shoejob" y "heeljob" a las "chicas o mujeres culonas" o "chicas enseñando las bragas", lo que indica que estamos españolizando el paisaje, que no todo es el toro de Osborne, José Tomás, la sangría o la paella, y también podemos fardar de "mujeres culonas" como seña de identidad.
Nos gustan las culonas, los tomates culones, aunque el "tomate" de los barcos de guerra de la OTAN frente a las costas de Georgia, con una reciente guerra con Rusia, también puede terminar en tomatina roja. Y sin jolgorio.