de la blogosfera.
¿Por qué? Porque hay libertad? ¿Por qué no tienes que pedir permiso para opinar? Yo escribía en un medio de papel y el subdirector me censuró una columna (la cortó por tol morro y sin consultar conmigo). Gobernaban los socialistas. Cerré la columna y poco después me fui del periódico. Lo que ocurre es que a los santones les duele que el papel vaya de capa caída, de descrédito en descrédito, y que la gente joven se informe más por Internet que por el papel. Ahí les duele. Han perdido el poder de controlar, censurar y decidir quién opina y de qué. Y están perdidos.
Ayer mismo leí como unos cuantos columnistas de El Mundo se enconaban por ver quién era el heredero de Umbral. Se lanzaban indirectas mordaces, e incluso "criticaban el estilo bloguer", pues todos ellos quieren el trono vacío. Por todo el morro y sin vergüenza alguna. De pena. Así está el patio y la envidia, que como sabemos es patrimonio de los españoles. Relajaros, muchachos y recordar aquello de memento mori (o recuerda que eres sólo humano). Y que te tiras pedos en la cama, aunque sea desde lo alto de una afamada columna.
Pero un filósofo tiene que aguantar la crítica, aunque sea de un bloguer, porque recuerdo que mí un tipo de un blog me llamó "pajillero reprimido" y puso mi foto real, la de mi cara de este blog, para acompañar el titular. Y no lo hice caso. Bueno sí le hice caso, claro, porque a partir de entonces llamé a este blog "Diario de un pajillero reprimido". Eso sí, el muchacho se escondió tras el anonimato porque en esto de los blog somos pocos los que ponemos nuestros nombre real, nuestra foto y el lugar en el que vivimos. Los que damos la cara.
También critiqué un artículo del escritor Gustavo Martín Garzo y el hombre entró y me echó una reprimenda muy en el estilo del filósofo argentino. !Quién eres tú para, etc,…!, que ha sustituido al "usted no sabe con quién está hablando" muy propio de las dictaduras y tiranías. Y Antonio Gala, me ha enviado a un matón de puerta de discoteca para dejar comentarios, porque resulta que todos ellos (los santones), tienen puesto su nombre en el buscador de "alertas de Google" y éste les avisa cuando su nombre aparece mencionado en algún artículo o blog. Unos blogs en los que hay de todo, ya digo, y depende de cada uno elegir qué blogs lees y la credibilidad que le das a cada uno. Como en la vida misma.