Ella se sienta en la cama, coge el móvil y se hace una foto frente al espejo. Y luego la cuelga en Internet para admiración de sus amigos que la han puesto de Diosa, para arriba y con mucho fundamento.
Y es verdad, aunque la cuestión es más sencilla: está buenísima, claro, pero lo mejor es que es natural, que no hay filtros, ni trucajes por el estilo. Que es ella en su propio cuarto y tal y como es, y en una foto hecha con el móvil. Y aparenta mucho mejor que las modelos.