Veinte años después de la entrada en vigor la Logse, ninguna universidad española está entre las 100 mejores del mundo, pero en Mallorca han aprobado que el 5% de los alumnos pueden decidir que todo el Instituto vaya a la huelga. Los quieren preparar por si llegan a Harvard.
O a otro lugar más pintiparado, verdad usted, porque también hemos sabido que un conductor de autobús desvío su ruta Málaga- Benalmádena, cuando cuatro jóvenes comenzaron a beber, a fumar y a insultarlo, y llevó el autocar hasta la mismísima puerta de una comisaria de Policía.
Con mucho juicio, oye, porque lo subversivo ya no radica en pintarle bigotes a la Gioconda (Duchamp), sino en desviar la ruta del autobús para llevar a comisaría a los perullos porculeros que fuman, insultan y joden al resto de los pasajeros.
Es mi héroe. Estoy por abrirle un club de fans en Facebook para encumbrarlo a la presidencia del Gobierno, pues este tipo pone firmes a Zapatero y Rajoy, y acaba con las mariconadas territoriales de no darle al enemigo ‘ni agua’. Porque si Zapatero jodió el travase del Ebro para conseguir los votos nacionalistas y apalancarse en la jefatura, los peperos han querido
maniatar el del Tajo para pillar el poder en Castilla la Mancha y que la Cospedal se apoltrone en la comunidad manchega. Todo por el poder, por una foto como gerifalte de lo que salga, ya sea de la Comunidad Autónoma o del Club de Amigos de la Migas Gachas.
No hay tonto sin pito, y no hay mediocre que no suspire por un cargo con menbrete, trompeta y timbre. O por cargarse un Cristo como el de Monteagudo, porque parece que Manzón; la Belén Esteban de la abogacía, ha encontrado su Andreita y no suelta la mordida hasta que no nos comamos el pollo.
O un trasvase que llevaba 30 años furulando de maravilla hasta que llegaron los socialistas al poder, decidieron acabar con el del Ebro para pillar el Gobierno y los machegos dijeron que si los catalanes no vendían el agua, pues que ellos ni flores. Que tampoco. Así que 30 años después descubrimos que el agua no es para el que la trabaja (como la tierra), porque los aguatenientes la quieren para ellos en exclusiva: «El agua que va a Murcia se debería quedar en Castilla la Mancha o Aragón, aunque sea para campos de golf, con el fin de evitar allí la despoblación», insisten.
Una falacia, porque si pones allí un campo de golf los turistas se te hielan y si plantas lechugas se te congelan. Ellos no pueden hacer allí con el agua lo que hacen en Murcia por la misma razón por la que los murcianos no disponemos del jamón de Jabugo, de los percebes gallegos o de los espárragos de Navarra.
Aunque es probable que ahora dejen el trasvase como estaba (o parecido), para que tengamos que darles las gracias por el favor que nos hacen al dejarnos como estábamos. De nada. Menos mal que nuestros hijos pueden ir a la huelga y llegar a Harvard.
(Columna publicada en el semanario de papel El Mirador de Cieza)