A Carla Bruni, la consorte del presidente de la república francesa, le han encontrado unos fotos de juventud en las que posaba para el genial fotógrafo fetichista Helmunt Newton. Y las van a subastar. En una de ellas aparece de espaldas, con el traje ligeramente subido y enseñando parte del culito (foto de arriba).Y se dice culito porque no es un culo, sino un culito escuálido, sin chica ni limoná. Un culo insípido y escurrido de famélica de pasarela, cuando a los hombres nos gustan las rellenitas. La jugarreta no es subastar la foto, sino publicarla.
Esta feo señalar pero uno prefiere otros culos como el de más abajo que es más canónico, más ortodoxo, más culo. Lo otro, lo de la francesa, es un simulacro de culo, un quiero y no puedo, un adarme de culo que ni es muestra ni botón. Una cosa exánime, desvaída y escuchimizada.
El otro es un culo portentoso; un culo reglado, reglamentario, con bemoles. Un señor culo con todas las de la ley. Cuestión de culos. Ahora comprendo por qué dicen que las comparaciones son odiosas. Desde luego que son "odiosas" y en este caso lo es para Carla Bruni.
