“Otro día perdido” es el título de la quinta novela que pretendo a escribir. Quizás sea la última. No lo sé. No sé si embarcarme en esta o proseguir la trilogía que comencé con Azul y sombra y Entretiempo, para acabar definitivamente esa historia. Pero tampoco tendría un final feliz, como las otras dos, porque el único final feliz que tiene la vida es la muerte (un poco exagerado)
Me tienta más escribir este nuevo borrador de “Otro día perdido” porque esa trilogía está acabada. No tiene sentido que el protagonista vuelva a Cieza o El Argaz, para buscar a esa chica porque ya sería demasiada casualidad que la volviera a encontrar. No sería verosímil. Aunque podría volver para buscarla ella y encontrar a otra. Pero no sé. Cada momento tiene su tiempo valga la obviedad. Pero tengo que decidirme antes de que lleguen los fríos y tenga que cambiar al orden y la rutina de invierno. No lo sé, pero lo más probable es que deje la "dilogía" Azul y sombra/Entretiempo tal y como está. Para siempre.
Y empezar la quinta novela. Tengo por delante todo el invierno para escribir el primer borrador de la nueva novela y para eso es fundamental seguir a rajatabla la rutina de “encerrarme”. Una rutina que me encanta, por cierto, aunque la rompa ocasionalmente en “fechas muy señaladas”. Pero eso se acabó también y probablemente no salga ya ni en Nochevieja porque lo cierto es que me aburre salir por salir. Me cansa y ya no me divierto. Debe de ser cosa de la edad, del sentido del ridículo y de que en mis últimas salidas he comprendido algo que me negaba a
aceptar (alguien me lo ha hecho ver, aunque él no lo sabe). Se acabaron las salidas. Cosas de la edad.
Supongo que nadie me echara de menos excepto lo que se arrimaban a mí para que les pagara los cubatas, y los litros, a cambio de aguantar a un pesao como yo. Pero es que ni eso me divierte. Si salgo algún día me iré a Murcia porque en Cieza siempre es lo mismo y ya estoy muy visto. Esto me recuerda a ‘fin de ciclo’ y ahora lo que me atrae es “sentar la cabeza”, comerme un cartucho de pipas en el Paseo y hacer lo que hace la gente normal. Pero eso en Cieza es imposible. Para mí.
Ya me dejé el ‘feisbuk’, el ‘tuiter’ y hasta este mismo blog porque hubo un tiempo en el que escribía a diario y ahora sólo lo utilizo una vez a la semana para volcar en él los artículos de El Mirador. Y afortunadamente no tengo móvil ni sé qué coño es eso del ‘guatsap’. Tengo ofertas para escribir en webs y revistas pero aparte de que pagan poco, y mal, estoy cansado del columnismo. Ya veremos si sigo publicando en El Mirador. Aunque se lo prometí al Pando hay que dejar paso a la gente joven (se lo he dicho infinidad de veces), y ya no me divierto como antes pues siempre me he tomado las columnas a chunga y por pura diversión.
Tengo la impresión de que ha acabo un ciclo de mi vida y que viene otro. Empezar de nuevo con ‘Otro día perdido’, pero la cuestión radica en que en la trama argumental tendría que obviar ciertos acontecimientos que han ocurrido en mi vida y que me han marcado. Para bien o para mal. Y no quiero escribir de tristezas o de circunstancias que todavía están frescas y causan dolor. Quizás dentro de unos años lo miraré todo con distancia y será distinto pero por ahora es mejor no menearlo.
No sé cuánto tardaré en terminar este primer borrador porque el anterior de "La espera se retrasa" lo acabé el 15 de febrero de 2012 y luego estuvo años atrancado aunque todo lo que en él ocurre era anterior a esa fecha.
Así que probablemente me ponga con el borrador de la quinta aunque no sea auténtica porque por decencia profesional tendría que meter ciertas cosas que ahora no puedo. O no me atrevo. O no debo. Aunque al omitirlas me engañe a mí mismo. Pero no debo meterlas. Tendré que dejarlas a un lado.
La única certeza que tengo es que se acabaron las salidas “a lo bestia”, porque es una estupidez, aunque en su día era aceptable, normal e incluso lógico. Lo siento por algunos que se “alegraban” al verme, por la cuenta que les traía. Aunque aguantar a un pelmazo también tiene su precio. Supongo que ellos sí que me echarán de menos. Algo es algo.
Así que me pondré con el borrador de la quinta, ‘Otro día perdido’, aunque tenga que obviar y ladear muchas cuestiones que duelen. La otra solución es cruzarte de brazos, pero nunca he dejado de trabajar y no podría estar sin hacer nada. Aunque fuera millonario. Nunca he sido un gandul y siempre he tenido algo entre manos. Lo que ocurre es que al escribir ‘Otro día perdido’ no voy a tener la ilusión que hubiera tenido que tener, va a faltar lo que falta, pero nadie lo tiene todo en la vida.
Cuando empiecen a caer las hojas en el Paseo Ribereño estaré trabajando en esta última, que ya he comenzado, aunque con desgana y sin mucha ilusión. Le faltará lo fundamental. Pero espero que no se note.