El 'cuerpo perfecto' de Victoria's Secret (la marca de lencería) ha regurgitado las iras de las redes sociales y con razón, porque nos presentan a unas chicas tan delgaduchas que dan ganas de darles una hucha del Domund y ponerlas a pedir. O que hagan de azafatas de Artur Mas y sus elecciones de cartón independiente Cecil B. DeMille.
A la mayoría de los tíos nos gustan rellenitas, jamonas, jaquetonas y con curvas. Da igual que sean altas o bajas. Todo lo contrario del estereotipo que nos presenta esta panda de delincuentes lenceros. Para que nos entendamos; donde esté la Sofía Loren de su época o la pornostar Alison Tyler que se quiten las tísicas. A mí me repelía el porno pero huyendo de la famélica legión me di con esta chica y aunque sigue sin gustarme el porno, no entiendo su complicada trama argumental, no me pierdo ripio de ella en su blog de Internet y en su cuenta de Twitter.
Perversiones inocentes que no perjudican a los demás como las del Abundio presidente canario que se niega a que Repsol extraiga petróleo a kilómetros de las islas (por el posible impacto medioambiental), pero calla cuando los marroquíes lo van a extraer mediante una empresa americana, a unos pocos metros más allá, en sus aguas y con el mismo impacto medioambiental.
Esto es como el listo que no quiere que saquen petróleo de su campo para no contaminar, mientras el vecino lo saca junto a su linde. Aquí lo de Abundio se queda corto. Por cierto. Aviso. Si yo tuviera o tuviese campo y encuentro petróleo, espero con una escopeta de caza a que un alguien venga a hacerme una visita con sus pancartas y sus cosas. No creo que haya cataplines para impedirme a mí ser millonario. Quiero ser millonario para olvidarme de los amigos (Ilegales). Mayormente.
El fenómeno populista nos ha traído lo que parecía imprescindible en estos momentos: la renovación. Lo constata hasta Luis María Ansón que nos revela que se ha ido el rey, el líder del PSOE, el Papa e Incluso la vieja IU, y nos ha venido la renovación con nuevos líderes. La acusación de Ansón va contra Rajoy, que no se va, pero se obvia él mismo (con 79 años) porque en la Academia de la Lengua donde él se aposenta, abundan abundios dinosaurios como él o como Javier Marías, Cabrían, Pérez Reverte, etc., que no se renuevan ni con agua caliente.
Otro que se va es el director Quentin Tarantino porque no quiere que la gente se canse de él. Pues muy mal. Si perdemos a Quentín Tarantino, seguimos con Ansón y nos viene la neocasta bananera, pues que mejor no menearlo. Los chochos jubiletas nos quieren dar lecciones de cambio de ciclo histórico.
Y no hay renovación, como en la lencería, donde siguen exhibiendo a las esqueléticas sin chicha, limoná y sin coleta, cuando las chicas quedarían muy sexys con una camiseta de tirantes y los brazos subidos sujetándosela con una goma para que admiremos sus ojos, digo, sus tetas, digo, sus axilas. Fetichista que es uno. Y a Victoria’s Secret tararí que te vi.
Columna publicada en el periódico El Mirador de Cieza.