De momento ya he traslado algunos libros de mi biblioteca. Pero no hay prisa. Me gusta estar solo y con las habitaciones llenas de ausentes. Recorrer la casa y ver que todo está quieto, tranquilo... No tiene precio. Soy un fantasma que deambula de habitación en habitación dándole vueltas a la casa. Una casa que cada vez me parece más grande al contrario del genial cuento de Cortázar "Casa tomada".
Estamos ya en verano, se nota por las temperaturas y porque este año no hay serpientes de verano, sino serpientes gordas y de las más gordas, porque los políticos griegos se niegan a aceptar lo que tenemos ya en España desde hace años, es decir, jubilación a los 67 y poner coto a las prejubilaciones. Ellos son especiales, pero
me temo que van a pinchar en hueso. Allá ellos. Ya son mayorcitos para tomar sus propias decisiones y ahorcarse como mejor prefieran. Yo también.
Dice mi querido Antonio Montiel, el Monty, que no es bueno estar solo y que me meta en las web de citas y contactos para buscar una mujer porque cuanto más viejo te haces más exigente te vuelves. Eso dice él. Y es verdad. Cuánta razón tiene. Lo que ocurre es que yo siempre he sido muy exigente, incluso para meterme en la cama con una mujer y por eso sigo soltero y casi virgen. Aunque no soy muy exigente: sólo pido que sea millonaria. No es mucho pedir.
Qué muslazos tiene la niña |
Soy raro. Lo de follar con la primera lo hice cuando era un niñato inmaduro de los 20 a los 30, pero después nunca jamás. Y ya he estado en una web de contactos, mi querido Monty, y sólo he encontrado muchísimas divorciadas, muy resabiadas, o solteras muy jóvenes que son fruto del árbol prohibido. Ya somos viejos, aunque algunos no lo sepan y revivan todavía en el pasado porque creo que los Jaguar van a reunirse de nuevo para celebrar el aniversario del Instituto. Hacen bien. Yo los recuerdo del local "7º Lonely Hearts Band Club" que estaba muy cerca del instituto y que se llenaba los fines de semana. De eso hace siglos. El tiempo no perdona.
Decía Abrahan Lincon que "yo no sé quién fue mi abuelo; me importa mucho más saber qué será su nieto". Yo tampoco sé quién fue mi abuelo y no voy a saber qué será mi nieto porque no tengo hijos. Y no creo que pueda tenerlos. No importa. La vida hay que asumirla como la has vivido con los errores y los aciertos. No vale lamentarse. Ya nos advertía Montagine que supone igual tontería llorar porque de aquí a cien años ya no viviremos, que llorar porque no vivíamos hace cien años. Pues eso.
(Cieza, Diario de un dromedario. 29 de junio)