Tenía razón McLuhan cuando decía que “el medio es el mensaje”. A mi me ven todos los días tomando café con el diario ABC y la gente me mira y se cree que soy de derechas. Si en vez de llevar el ABC llevara El País, automáticamente se me asignaría como de izquierdas. Es el mensaje.
Lo que no saben es que compro el conservador ABC porque en la biblioteca no lo compran. Tienen El País y El Mundo, pero no el ABC, y necesito contrastar opiniones e información por lo que compro el que me falta. Y además el ABC es el periódico que siempre he visto en casa desde que era niño y el que leía mi madre. En este país hay que explicarlo todo, por qué haces esto o aquello. La libertad no se explica, se vive.
Y lo jodido de todo esto es que en este país cainita y de mierda (Ortega no se atrevía a definirlo), tengas que dar explicaciones de qué lees o no lees, cuando me leo hasta el comunista Mundo Obrero que me facilita mi estimado Juan Hernández. Y Juan José Avellán, mi querido padre putativo, del que espero que se recupere pronto.
(Cieza, Diario de un dromedario. 22 de junio)
