En España Juan Carlos no finge y se ha corrido, por fin, para dejarle hueco al Principito. Al menos dimite alguien porque al portavoz de IU en Asturias han tenido que echarlo a empujones tras ser condenado por prevaricación y el vicealcalde de Alicante del PP perjura que no va a dimitir, «ni aunque me abran juicio».
Así que el futuro rey será mujer (Leonor I) y la reina consorte que viene la nieta de un taxista. Y a mucha honra. Pero a uno no lo perturba quién es el rey, ni el presidente republicano, pues son rosales de pitiminí que no mandan y algunas repúblicas también se heredan, como las comunistas de Cuba y Corea del Norte. La monarquía española sólo preocupa al 0,2% de los españoles. Los políticos al 26,2% (CIS).
Es el presidente del Gobierno el que corta el bacalao, el pienso y el Estado del Bienestar. Y el presidente de la III República no va a ser Ortega y Gasset, ojalá lo fuera, sino uno de los politicastros que disfrutamos «en ausencia de los mejores»; unos talcualillos que si nos representan fuera darían vergüenza ajena, «no es esto», no es esto». No sé si me explico o dibujo un plano, pero si veo a Sergio Ramos en un anuncio de Hugo Boss no compraría jamás esa colonia. No quiero que me confundan con su mal gusto. Son manías. Y lo siento por los que creen que volverá la República del 31 (como los nenes de ‘rebelion.org’), pero estamos en Europa y ahí no admiten españoladas de los «manolos del bombo republicano».
Es la diferencia que existe entre los que nos hemos criado con leche en polvo americana mientras jugábamos en la calle al zompo o las canicas, y los que han crecido con Potitos frente a la videoconsola y no saben de los cientos que han muerto por la represión franquista o de ETA, o por apurar la libertad «con una jeringuilla en el lavabo, pongamos que hablo de Madrid».
Los políticos que padecemos son unos ciruelos, pero los que vienen son unos seráficos mocicos que se han criado tan ricamente en democracia y se ufanan de modernos con la carraca burguesa de los independentistas catalanes y vascos. Unas criaturicas, con buenos ideales, que nos hacen sonreír cuando nos aleccionan fachendosos como si hubieran inventado las urnas, mientras nos camelan con quitarle la vivienda al que tenga más de una. Que empiecen por el millonario destripaterrones, Gran Wyoming, que atesora 19 pisos. Y que nos dé un sueldo a todos, trabajemos o no, incluidos los que salten la valla de Ceuta y Melilla. Y un vale para un polvo con la Dolores, ya de paso. Para que finja y nos quite a los pelmazos de encima.
Columna publicada en el periódico El Mirador de Cieza.
