15 de enero de 2015
10 años del blog
Hoy, 15 de enero, se cumplen 10 años desde que publiqué el primer post de mi blog, la primera entrada. Todavía tímido y con los reparos propios de aquellos tiempos me propuse escribir un comentario al día durante un año, con objeto de disciplinarme y obligarme a estar activo, lúcido y al quite de todo lo que pasara. Y mantener el pulso para escribir las novelas. Lo conseguí. Esa rutina me ha permitido escribir cuatro libros, un cuento y bastantes artículos en un periódico local. Al mirar para atrás registrando en el baúl del archivo, veo que esos 10 años han sido quizás los más fructíferos de mi vida en cuanto a escribir y publicar.
Ahora las redes sociales lo ocupan todo y son Feisbuk y Tuiter los que manejan el cotarro de la opinión pública. Los blogs han ido caducando, por su propia naturaleza personal pues requiere saber escribir, argumentar, exponer y tener algo que decir, mientras que en Tuiter con un eslogan de cuatro palabras basta. Y sobra. A la gente le basta, no vaya a ser que el pensar se nos indigeste.
Han sido varios años escribiendo todos los días, comentando noticias, anécdotas o chascarrillos. Ahora sólo publico las columnas de El Mirador porque no tengo tiempo (mi madre está muy enferma, se va apagando poco a poco), y la verdad es que con tanto ruido que atruena por las redes sociales, no da tiempo a la reflexión del blog. La exposición argumentada o la ironía. Aunque la verdad es que había perdido la ilusión y no sólo para escribir. La vejez se nota y uno ya no aspira a nada, excepto a una pequeña cuestión que cuento en mi próxima columna del sábado. Nada más. No hay nada más. Uno tiene ya todo el pescado vendido, cumplidas sus ilusiones infantiles y además me siento muy mayor y ya sólo lucho por asegurarme una vejez tranquila.
Han sido 2.172 comentarios, 342 visitas diarias, 1,228,483 de visitas en conjunto, miles de páginas vistas, etc, etc, pero el blog ya no es lo que fue porque nosotros tampoco somos lo que éramos tras 10 años. No me arrepiento de nada de lo que he reflejado. Bueno, quizás de haber publicado algunas fotos ‘indecentes’, pero uno es soltero y sin compromiso, y no tiene que darle explicaciones a nadie. Pero no me arrepiento de casi ningún texto porque la mayor parte de lo que denunciaba entonces todavía sigue vigente. Tras 10 años. Han pasado los años, ha venido la crisis, los desengaños, las desilusiones y…nada más. No ha pasado nada más excepto que quizás retome este blog que es mi refugio, mi chimenea y mi piscina de bolas.