«Todos somos Charlie Hebdo», se ha repetido con le-tánico sonsonete tras la matanza terrorista en la revista francesa que había publicado una caricatura de Mahoma. Mucho antes las había exhibido del Papa y otras eminencias.
«Todos somos Charlie Hebdo», es cierto, pero algunos más que otros porque todavía los hay que acusan de ‘islamofobia’ al que condena sin melindres esta matanza. Ya habíamos oído hablar de Alianzas de Civilizaciones y demás picatostes y tropezones, pero ese guiso es como aliar el Medievo con la Ilustración al ajo cabañil.
Todavía algunos prójimos se atreven a ‘comprender’ los asesinatos terroristas por la injusticia y al hambre que hay en el mundo. O por la causa palestina. Curioso, porque estos dominguillos asesinos no se refieren nunca a los pobres en sus proclamas, sino a ‘yihad, ‘infieles’ o Alá es grande’. Y Francia se opuso con firmeza a la guerra de Irak y hasta Hamas, de los palestinos, ha condenado la matanza. A algunos se les ha caído ‘la piscina de bolas’ de la foto de las Azores.
Todavía recuerdo cuando la Deutsche Oper de Berlín suspendió la ópera de Idomeneo, de Mozart, que reflejaba el levantamiento de los hombres contra Dios para denunciar el fanatismo religioso que, como colofón, mostraba las cabezas cortadas de Buda, Jesucristo y Mahoma. Pero la obra fue censurada porque se temía la reacción de los islamistas (no de los cristianos), por lo que la propia obra cayó en la censura que denunciaba.
Fue otra sumisión pusilánime a la sinrazón de los fanáticos que quieren imponernos su Califato y decidir cómo hemos de vivir y que minifalda no llevar. Hemos abdicado sumisos de los valores de la Ilustración, la razón y la libertad de expresión y creación. Si Voltaire levantara la cabeza se volvía a morir, de asco, mientras el islamista Boko Haram asesina a 2.000 personas en tan sólo un fin de semana, sin que nadie haya dicho pío, pio.
El Islán es una religión de paz para muchos musulmanes como mi querido Abdelmottalib Menchi, que es un ejemplo de integración; pero no todos son tan inteligentes como él o tenemos la seducción del lunar de Alicia Ava Gadner 2.0. Ni la grandilocuencia de mi estimado Alberto. O la inocencia del que suscribe cuya única ilusión que le queda en esta vida es ampliar la base de la chimenea de la casa.
En España un panarra cocinó un Cristo en Canal Plus sin que nadie lo tachara de ‘cristófobo’ y además pretendieron fusilar a los que se quejaron por herir los sentimientos ajenos. Para esta burricie cocinar un Cristo era libertad de expresión, pero cuando se publicó la caricatura de Mahoma berrearon iracundos por la blasfemia, nos llamaron ‘islamófobos’ y hasta la Unión Europea tuvo que pedir disculpas y sensibilidad hacia el Islam. Hay blasfemias y blasfemias, ya sabes, colega.
Es cierto que la mayoría de los musulmanes son pacíficos, faltaría más, como también eran pacíficos la mayoría de los alemanes que miraban de soslayo cuando Hitler exterminaba judíos. No hay nada más pacífico que mirar para otro lado y seguir tu camino cruzando el civilizado paso de cebra. Todos somos Charlie Hebdo pero supongo que ahora habrá alguno más en el ‘todos’.
Columna publicada en el periódico El Mirador de Cieza.