En cierta ocasión me encontré con un cristalero (al que no conocía de
nada) con un paquete de 200 folios bajo el brazo. Me paro y me dijo que
ya que a mí me gustaba escribir, le corrigiera un trabajo a su hijo
para la Universidad.
Lo decía como si me hiciera un
favor al permitirme escribir. Le contesté con mucha cortesía, que ya
que a él le gustaba cambiar cristales, se viniera a mi casa a ponerme
uno que estaba estropeado. Me miró con cara de muy mala hostia y creo
que dijo que yo tenía mucha cara. No sabía, ni sabe, que mal que bien yo
vivo de esto y que estoy afiliado con derecho a voto en la asociación
profesional de escritores (CEDRO), que protege tus derechos de autor y
la propiedad intelectual. Y que trabajes por tol' morro. Es nuestro
sindicato que nos protege y defiende. Además de hacerte descuentos en
gafas y otros artículos. Trabajar sin cobrar es esclavitud. Y más si
eres freelance.
Lo
que ocurre es que debido a la crisis, s los universitarios que terminan y no
tienen trabajo se han dedicado a esto, como `piratas, y han tirado los
precios. Cobran 20 euros por escribir 200 folios y nos hacen competencia
desleal. En varias ocasiones se han dirigido a mí de otras web
turísticas para pedirme que hiciera un trabajo sobre la evolución del
turismo de Estepona entre los años 70 y el 2000 (unos 100 folios, me
dijeron) y me pagaban 10 céntimos por folio. 10 euros.
Los
mandé a freír castañas porque una cuestión es que hagas trabajos
universitarios para tus amigos, con muchísimo gusto, y otra que unos
desconocidos ni te valoren ni te paguen. Este es mi oficio y mal que
bien, vivo de esto, repito. Las empresas que ganan dinero con la
publicidad no quieren pagar a los que escriben freelance, aunque suponemos que sí
le pagan al fontanero.
Por eso prefiero las web de
contactos que suelen llevar relatos eróticos porque suelen pagar muy
bien por tus relatos. Y en plan legal y con retenciones del
IRPF o IVA. Incluso las empresas americanas que ponen publicidad en tu blog,
te hacen rellenar el impreso TW8BEN para retenerte el impuesto y pagar
en España. A partir de ahora el que quiera algo mío que pague (excepto
los muy amigos, no los conocidos) porque este es mi oficio y todo el
mundo cobra por trabajar. Trabajar gratis es esclavitud.
Los
jóvenes que empiezan pagarían incluso por publicar, pero yo ya estoy
pasado de rosca y no trago. Por eso desprecio a todos esos que te dicen
“nos gusta mucho como escribes, mándanos tus artículos”, pero se niegan
a pagar mientras ellos se forran con la publicidad. Los suelo mandar a
que les den por donde la espalda pierde su santo nombre,como es
natural.Y si no te respetan me largo. Me fui de un periódico regional
de Murcia cuando era redactor con contrato vigente. Lo rompí y me
largué.
Hace 45 años,
cuando yo era un crío, el alcalde franquista Francisco Lucas Navarro
impidió que se publicara un artículo mío en la revista de la feria y
cuando fui a su casa y le pregunté por qué, me contestó desabrido y
maleducado: “porque no me da la gana”. Y me dio un portazo. Era la
dictadura, claro, pero desde entonces juré que jamás volverían a
despreciarme.