El otro día hojeaba un tema para la columna y me quedé clavado. Es que cuesta arrancar de nuevo y a veces la columna se te cala. Podría comenzar escribiendo: «Hola amores», que es como empiezan siempre las putas-web.
Pero me percaté de una noticia que nos advertía de que «10.000 turistas ninfómanas llegan a Barcelona», según El País. O este otro: «Llega un crucero de 4.000 turistas ninfómanas a Mallorca». Y nosotros in albis.
Quizás por eso deberíamos cambiar la estrategia turística y en vez de ofrecer viajes en balsa por el Segura, podríamos dragar el rio para que puedan entrar los barcos con mucho calado. Sobre todo los de las ninfómanas. Nos pilla más cerca que Barcelona o Palma, porque todas ellas buscan hombres para ‘atenderlas’. O chicas.
Si quieren, claro, porque lo mismo huyen cuando conozcan a un prójimo de Podemos que ha lloriqueado melifluo en la radio porque ‘le hiere mucho’ que en España se vean películas de vaqueros. Este jaujaprogre se ha cargado de pronto a los genios del ‘wester’ como John Ford, Howard Hawks, Anthoni Man, Raoul Wals, Nicolas Ray o Sam Peckinpah, es decir, la cultura.
Es lo que tiene ser un hijo de la Logse, verdad usted, porque la incultura es común en este país de gafapastas con chorreras de subvenciones. El cine español es bueno digo, fue bueno, y aún en plena dictadura, se burlaban de Franco como Berlanga o Bardem (sin subvención), además de
José Luis Cuerda, Fernán Gómez (El extraño viaje), Alex de la Iglesia, Pilar Miró, Trueba, Víctor Erice, etc...
Luego se quejan de que los españoles no ven cine español, ahíto de subvenciones, pero es que como reconoce Gabriel Albial, si pago mis impuestos y la subvención, estoy pagando la entrada dos veces.
Billy Wilder huyo del nazismo a pelo, se fue a América en calzoncillos y triunfo, sin subvenciones, porque era genial y le sobraba talento. Aquí tenemos generación Logse para rato y uno está ‘acohonado’ porque estos nenes serán los que me cuiden en la vejez. Espero que la pensión me dé para una escopeta. A lo menos, porque la dinamita está muy cara. Y a mí nadie me subvenciona mis libros.
Pero tocaba hablar de elecciones, de posibles resultados, pero como es jornada de reflexión habrá que callarse. «No ver, no oír, no decir», como los tres monos sabios. Una astracanada porque somos el único país del mundo que tiene esta jornada y existen antecedentes de manifestaciones celebradas en vísperas de comicios, como la del Día de la Mujer de 2008, que fue avalada por el Constitucional en 2010.
El Constitucional argumentó que «la mera posibilidad" de vulnerar el derecho de participación política no podía anular el derecho de reunión, manifestación y libertad de expresión. Cierto. Y tenemos la jornada de reflexión del 11M tras los atentados en Madrid y las manifestaciones en la puerta del Sol también en la cosa de la reflexión. Como dicen todos los expertos esta jornada se suprimirá pronto porque ahora tenemos Internet y todos opinan ese día en blogs y redes sociales.
Así que en la jornada de reflexión me iré a cavar y dragar en el río para que entren barcos. Es la mejor reflexión que se me ocurre.