Antonio F. Marín: ¿Con quién se confiesa Dios?

30 de enero de 2005

¿Con quién se confiesa Dios?

¿Con quién se confiesa Dios del pecado de haber dejado morir a 3000.000 personas en el sureste asiático?, me he preguntado una y otra vez desde que ocurrió la catástrofe. 

Sin saberlo, sin encontrar la respuesta, hasta que ha llegado un ateo como Javier Cercas y ha dado con ella: Con nadie, porque el desastre no es culpa de la Providencia, dice él, sino de la estupidez y de la codicia de los hombres pues se podría haber instalado unos aparatos para prevenir los maremotos que sólo cuestan lo que vale un tanque de guerra español, una minucia, y se habrían salvado la mayor parte de los que perecieron. Pues eso.  

Gracias a un ateo hemos visto un poco de luz, aunque no mucha, porque todavía quedan muchas preguntas. Y dudas. Pero a veces los ateos alumbran más que la mismísima Iglesia. Que conste. Y se me ocurren los nombres de Robert Bresson, Andrei Tarkovsky, Dreyer, Kieslowski o el mismo Bergman que con su descreimiento buscaba a Dios aunque no lo encontrara. “Quiero creer, pero no puedo”, dice un personaje de “El séptimo sello” con más fe
en la búsqueda que muchos creyentes que creen por creer, porque sí, porque toca, porque es lo que procede. “Dios es el amor que llena el frío del universo”, dice un personaje en “Como en un espejo”. O “No te entiendo, no te comprendo, pero te pido que me perdones” , le dice otro personaje a Dios en “El manantial de la doncella”.
 

Pos Después.- Bueno, Bresson si creía, aunque en su cine, que es genial tanto en su faceta técnica como temática, no tocaba estos asuntos de la búsqueda de la fe, sino el de la redención y la maldad humana ("Pickpocket" y "Mouchette").

Mobusi