«No me toques el perigonio», me dijo una vez una chica. Yo supuse que se refería al cernacho pero tras el guantazo, pude averiguar (vía DRAE), que el perigonio, muy parecido al periné (de ahí mi confusión), es una envoltura externa de las flores como los lirios.
Un chasco, como el que te llevas al enterarte de que los peperos gestores de la sanidad murciana han partido Cieza por la Gran Vía, para que cada zona abarque un Centro de Salud. Y han obligado a muchos vecinos a cambiar de médico porque han trazado una raya para parcelar Cieza tal y como hacían los colonizadores en África cuando pintaban las fronteras de los nuevos países en línea recta, sin tener en cuenta las peculiaridades de las tribus. Los Utus aquí y los Tutsis allá, aunque en este caso en el mismo país.
Elegir el médico de cabecera es tan particular como escoger el cura, a lo menos, y si puedes confesarte en otro barrio, también deberías poder seguir ‘confesándote’ con el facultativo que tienes desde hace años. Se llama