Antonio F. Marín: enero 2015

30 de enero de 2015

Mi madre ha muerto

Y ahora que ya no está es cuando te das cuenta de lo mucho que la echas de menos. Con sus manías, sus rarezas, su genio dominante...y su inteligencia.

Probablemente sea la única mujer que me ha querido. De verdad. Y la he perdido. Ahora comprendo que todo lo demás (y las demás), son farfolla. No me gustan los responsos lapidarios así que corto y fin. Aunque dejo unas fotos de cuando era joven, porque prefiero recordarla así. Ya sólo me queda mi queridísima hermana.

No ha nacido aún una mujer que esté a su altura con su inteligencia, clase y elegancia natural. Descansa en paz, mamá, y dale un beso a papá que estoy seguro que estará ahí contigo, en el cielo. Y sed buenos y no hagáis cosas feas no os vayan a echar.


25 de enero de 2015

35 mm

Sobre gustos está todo por escribir porque a mí me gustan más los brazos y axilas de la nadadora Mireia Belmonte que sus ojos azules, pese a que este tipo de ojos sea el ‘más atractivo del mundo’. Pero cómo lo explicas. Cómo te acercas a una chica y le confiesas que tiene unos sobacos preciosos de nácar y cielo, como el mar infinito. «Abre tus ojos azules que quiero ver el mar», escriben algunos poetas. Cógete la coleta, cariño, que quiero ver la belleza del espacio profundo.

Supongo que pondría la misma jeta que exhibe el alcalde de Londres cuando ha dormido en el suelo para solidarizarse con los «sin techo» que también lo hacen. Un ‘happening’ muy diver porque podemos compartir el cartón de vino y liarnos unos petas, colega, aunque yo preferiría que durmieras en tu despacho y trates de solucionar la infamia de los 36.000 personas que viven en la calle. Así que duerme en tu despacho porque por aquí no sólo que deslumbras, sino que no queremos compartir tu foto electoral de ejemplar ciudadano caritativo en plan ‘Cándido’ berlanguiano.

O vente a Cieza y te cuento «lo del camión» del hospital, errante y ambulante, de mercadillo en mercadillo, para que evites caer en el populismo como el de la líder de Podemos andaluza que pretendían un referéndum para permitir las procesiones de Semana Santa; para que el pueblo decida lo que los augustos salvapatrias no quieren que quieras. Por nuestro bien.

No sé si la casta bananera vencerá al resto de partidos, pero con los que no podrán es con los semanasanteros sevillanos. Ni con los hosteleros que irían a la ruina porque manque me pese, las procesiones de Semana Santa ya no son religiosas sino de «interés» turístico.

No es que hayáis dado con la Iglesia, Sancho, sino que os habéis esclafado contra los semanasanteros sevillanos que, como la materia: ni se crea ni se destruye; sólo se transforma. Han dado en hueso, como pinché yo cuando creía que la poesía era un «arma cargada de futuro» (Celaya) y resultó que no, que aquella poesía mala y cursi de la adolescencia, como todas, sólo provocaba el menosprecio de mis amores cándidos y púberes. Incluso en alguna otra más después.

La poesía ha muerto y ahora me enfosco con los prosaicos sobacos bien depilados porque me gusta más la épica que la lírica y porque ya nadie te mira con el candor y la inocencia de Aridna, la preciosa hija de mis queridos Esther y Juancho (del Armónium), que hace honor a la película Ariane (1957) del genial Billy Wilder. Un filme que nos muestra el candor, la inocencia y el amor de la jovencita Audrey Hepburn por un maduro interpretado por Gary Cooper.

Una fábula con final feliz cuando la vida son sólo 35 mm de DNI que disipan los sueños de algodón n de azúcar y te baja a los adoquines de la realidad que no permiten amores ilusos, ni fantasías de tacones de aguja. Los ojos azules son los ojos azules, eso dicen. La coleta es para perversos fetichistas que ya no creen en nada. Sobre todo en el amor y los finales felices peliculeros.

Columna publicada en el periódico El Mirador de Cieza.  

18 de enero de 2015

Charlie Hebdo

«Todos somos Charlie Hebdo», se ha repetido con le-tánico sonsonete tras la matanza terrorista en la revista francesa que había publicado una caricatura de Mahoma. Mucho antes las había exhibido del Papa y otras eminencias.

 «Todos somos Charlie Hebdo», es cierto, pero algunos más que otros porque todavía los hay que acusan de ‘islamofobia’ al que condena sin melindres esta matanza. Ya habíamos oído hablar de Alianzas de Civilizaciones y demás picatostes y tropezones, pero ese guiso es como aliar el Medievo con la Ilustración al ajo cabañil.

Todavía algunos prójimos se atreven a ‘comprender’ los asesinatos terroristas por la injusticia y al hambre que hay en el mundo. O por la causa palestina. Curioso, porque estos dominguillos asesinos no se refieren nunca a los pobres en sus proclamas, sino a ‘yihad, ‘infieles’ o Alá es grande’. Y Francia se opuso con firmeza a la guerra de Irak y hasta Hamas, de los palestinos, ha condenado la matanza. A algunos se les ha caído ‘la piscina de bolas’ de la foto de las Azores.


15 de enero de 2015

10 años del blog


Hoy, 15 de enero, se cumplen 10 años desde que  publiqué el primer post de mi blog, la primera entrada. Todavía tímido y con los reparos propios de aquellos tiempos me propuse escribir un comentario al día durante un año, con objeto de disciplinarme y obligarme a estar activo, lúcido y al quite de todo lo que pasara. Y mantener el pulso para escribir las novelas. Lo conseguí. Esa rutina me ha permitido escribir cuatro libros, un cuento y bastantes artículos en un periódico local. Al mirar para atrás registrando en el baúl del archivo, veo que esos 10 años han sido quizás los más fructíferos de mi vida en cuanto a escribir y publicar.

Ahora las redes sociales lo ocupan todo y son Feisbuk y Tuiter los que manejan el cotarro de la opinión pública. Los blogs han ido caducando, por su propia naturaleza personal pues requiere saber escribir, argumentar, exponer y tener algo que decir, mientras que en Tuiter con un eslogan de cuatro palabras basta. Y sobra. A la gente le basta, no vaya a ser que el pensar se nos indigeste.

Han sido varios años escribiendo todos los días, comentando noticias, anécdotas o chascarrillos. Ahora sólo publico las columnas de El Mirador porque no tengo tiempo (mi madre está muy enferma, se va apagando poco a poco), y la verdad es que con tanto ruido que atruena por las redes sociales, no da tiempo a la reflexión del blog. La exposición argumentada o la ironía. Aunque la verdad es que había perdido la ilusión y no sólo para escribir. La vejez se nota y uno ya no aspira a nada, excepto a una pequeña cuestión que cuento en mi próxima columna del sábado. Nada más. No hay nada más. Uno tiene ya todo el pescado vendido, cumplidas sus ilusiones infantiles y además me siento muy mayor y ya sólo lucho por asegurarme una vejez tranquila.

Han sido 2.172 comentarios, 342 visitas diarias, 1,228,483 de visitas en conjunto, miles de páginas vistas, etc, etc, pero el blog ya no es lo que fue porque nosotros tampoco somos lo que éramos tras 10 años. No me arrepiento de nada de lo que he reflejado. Bueno, quizás de haber publicado algunas fotos ‘indecentes’, pero uno es soltero y sin compromiso, y no tiene que darle explicaciones a nadie. Pero no me arrepiento de casi ningún texto porque la mayor parte de lo que denunciaba entonces todavía sigue vigente. Tras 10 años. Han pasado los años, ha venido la crisis, los desengaños, las desilusiones y…nada más. No ha pasado nada más excepto que quizás retome este blog que es mi refugio, mi chimenea y mi piscina de bolas.

11 de enero de 2015

Una caridad

Un estudio publicado en la revista Cancer Epidemiology asegura que los hombres que se acuestan con más de 20 mujeres a lo largo de su vida reducen en un 28% las posibilidades de tener cáncer de próstata. Me lo creo y me acongojo porque acabo de contar y no llego. Me faltan. Muchas. Y además no sabemos si cuentan los gatillazos. No sé si poner un anuncio en el periódico buscando una voluntaria que quiera hacer el favor, una caridad, para salvar mi vida.

Un favor, please, porque dice el ministro Montero que todos saldremos de la crisis, y es cierto, pero unos mejor que otros. Sobre todo los catalanes que con su pataleta independentista han conseguido que el FLA (que pagamos todos), les haya subvencionado sus chuches y que sigan abriendo embajadas en el exterior para promocionar el pantumaca y denigrar a los españoles porque ya se sabe que cuando a mujer le pone los cuernos a un independentista, la culpa es de España, claro.

Todavía recordamos cuando sacaron unas pancartas en el Parlamento en las que proclaman: «Yo me autoinculpo del 9N» (el día del referéndum de cartón piedra). Es el nivelazo intelectual de esta España chula flamenca y bravucona “pa’ chulo yo” que me autoinculpo ‘a ver si tienen cojones’ a hacerme algo en el mejor estilo de la España castiza de ‘no tienes huevos’; la España negra de Goya y Solana blasonada a garrotazos por unos medianías que se han aupado al machito gracias a unas falaces pretensiones con halitosis de ideología paleta que cuando no me permite sobresalir por méritos propios, me encarama al taburete patriotero para auparme y ser más guapo que nadie, mientras abro más embajadas y cierro quirófanos.

4 de enero de 2015

El pirenaico

La ropa interior es para quitársela, según Elsa Pataky. Cierto. Eso le digo yo a todas pero no hacen caso y te ponen pretextos como que las puede ver el acomodador. O que las pille los satélites de Google Earth. O que el taxista pueda verlas por el espejo retrovisor.

Excusas de mal pagador que no se entienden y no nos extraña, porque el otro día volví a ver 8½ de Fellini y me di cuenta de que la entendía sin más retortijones mentales. La primera vez me quedaron dudas que no revelé por si me tomaban por tonto (la ‘espiral de silencio’).

«Ya no tengo nada que decir, pero aún así quiero decirlo», confiesa el protagonista acuciado por una crisis creativa y existencial. Yo tampoco tengo nada que decir, nada, pero estás tranquilo sentado en tu mata y viene un hijoputa y te mete en una lata, como los tomates. Y te pones a escribir sin tener nada que decir.

Decir algo sin tener nada que decir es difícil porque te sobran las palabras para no decir nada de lo que quieres decir, sin poder, ya digo. Hace años uno escribió que existía el ‘demócrata de primera línea de playa’, y luego lo amplié en estas columnas con la variante del ‘tonto de primera línea de playa’.


Mobusi