A mí que los homosexuales se casen me preocupa tanto como que lo hagan los concursantes de Gran Hermano. Nada. El circo es el circo y hay que alimentarlo. Después de todo que el casamiento civil admita este matrimonio convierte a este enlace en una pachanga y deja como única unión seria la de la Iglesia católica. Es bueno incluso para la Iglesia. Que se casen si quieren, incluso con ajuar, porque tienen derecho a la herencia o a las pensiones, pero su emparejamiento nunca será un matrimonio por el mismo imposible metafísico por el que no existe una paella sin arroz. Lo que no sabemos es si tendrán petición de mano, si se van a ir de viaje de novios o cómo van a celebrar las despedidas de soltero. Los acérrimos de este tipo de emparejamiento (aquí mi pareja, o aquí mi esposa, aquí mi esposo, etc) dicen que hay que hacer “normal” en la ley lo que la sociedad y la calle da
por “normal” en la práctica. Puede ser. Eso es precisamente lo que argumenta el gobierno norteamericano para legalizar la pena de muerte y la venta libre de armas: Lo pide la sociedad, entre los ciudadanos es normal desde el viejo Oeste y regulamos esa “normalidad” por medio de la ley. Así que luego no quejaros. Esto es lo que hay, de momento, porque con ese razonamiento algún insolente podría pedir también que se legalice la costumbre de tirar la cabra del campanario que la calle ve “normal” en muchos pueblos. O la venta de órganos para trasplantes (si uno quiere comprar y el otro vender, cuál es el problema). O legalizar la prostitución de parques y jardines que "la calle" la percibe tan normal que incluso la usa, etc, etc. O cederle el peñón a los ingleses porque los llanitos ven “muy normal” ser británicos y quieren seguir siéndolo, suma y sigue, legitimando así la política de hechos consumados que creo que viene del derecho romano y que nos lleva a inferir que, efectivamente, la gente es tan imbécil como parece.
PD.- A mi me pone cachondo un "cuadrito lésbico", o sea.