Antonio F. Marín: Naturaleza que imita al arte

17 de mayo de 2005

Naturaleza que imita al arte

El domingo leí un reportaje en el suplemento Crónica de El Mundo en el que un periodista peruano se hacía pasar por un trabajador inmigrante y se venía a Murcia a buscar trabajo. El reportaje es perfecto porque no le falta de nada. Veamos: el empresario es murciano, explotador, ladrón y cristiano que le niega el agua al sediento, a los propios obreros, mientras él bebe de un gran bidón y oye en su coche música cristiana goospel (¿). También se niega a curarle las heridas sangrantes de las manos y se ve obligado a lavárselas en un bidón con agua sucia. El empresario tiene una piscina “casi” olímpica en una zona donde falta el agua y según confiesa el reportero, ha descubierto que muchos de los trabajadores inmigrantes mueren de enfermedad porque “como no tenemos seguro, nadie nos ayuda”, reconoce uno de ellos. No aclara si a los muertos los entierran en el campo o los tiran a un estercolero. Yo estaba sufriendo mientras leía porque como el "empresario" le pagara al final lo acordado se le estropeaba el reportaje. Pero no le paga, menos mal, y, como es natural, le roba. Luego el periodista se va a un céntrico restaurante de Murcia, en Alfonso X el Sabio, donde comprueba que hay empresarios que piden menús de más de 1.000 euros mientras se jactan de ir de putas a un puticlub (que está de moda) y de robarles a los inmigrantes indocumentados pagándoles sólo 35 euros porque es lo único que no sube, el jornal de los obreros “Vivan las pateras”, exclama uno de ellos, según el autor del reportaje que confiesa haberlo oído mientras por casualidad comía a su lado. En Murcia viven 400.000 almas y él tuvo la fortuna de encontrar al empresario que presumía en público de que le gustaban las pateras. Al reportaje no le falta de nada. Lo tiene todo. Es un reportaje tan perfecto, tan perfecto, que yo no lo hubiera publicado. Sólo le eché en falta que el empresario le pegara a su mujer mientras oía goospel y que el periodista se llamara Kunta Kinte, pero a lo mejor ya era pasarse. Y es que la naturaleza imita al arte, es cierto, pero no tanto.

Mobusi