Antonio F. Marín: Educación y ciudadanía

12 de noviembre de 2005

Educación y ciudadanía

Gobierno, oposición, Iglesia y sindicatos deberían ponerse de acuerdo de un vez por todas para consensuar una ley de Educación que perdure cuando pasen los gobiernos, porque ellos se van y nosotros nos quedamos aguantando sus pifias. Eso es lo normal en un país democrático con un Gobierno tolerante que dialogue con todos y no sólo con los que amenazan y queman neumáticos. Porque si el Gobierno no recibe a los padres de los alumnos que han recogido tres millones y medio de firmas para que se les permita elegir qué enseñanza quieren para sus hijos, a ellos sólo les queda el socorro de manifestarse. Hacen bien. El figurín de León nos ha acostumbrado a que el que no corta una carretera no mama, no pilla tajada, y en esas andamos cuando resulta que
tras 15 años de Logse la tasa de abandono escolar es en nuestro país muy superior a la media europea y los estudiantes españoles se encuentran en el grupo con peores resultados educativos, según un informe publicado ayer mismo por la Comisión Europea.

Y se supone que habría que hacer algo; el Gobierno tendría que hacer algo aparte de fotografiarse delante de la casa incendiada. Y lo va a hacer. En dirección opuesta porque la nueva Ley de Educación permite, erre, que erre, que los nenes puedan democráticamente no entrar a clase porque no pasará nada siempre y cuando se lo comuniquen al profesor. Se trata de que sean educados y participen a los profes que van a hacer novillos. Chachi. Y además pueden pasar a otro curso si repiten más de una vez o si tienen tres suspensos. Chachi piruli. Así que no es de extrañar que con estos mimbres lo que el Gobierno pretenda sea fomentar las clases de Educación para la Ciudadanía, impartidas por Jimmy Zapatero Carter y Zerolo, su sacristán de amén, que explicarán a todos los niños esa puerilidad de que la verdad no nos hace libres, porque es la libertad la que nos hace verdaderos, en vez de explicar que conociendo la verdad de que eres un enfermo ludópata, por ejemplo, puedes salir de la esclavitud del juego y ser libre.

Y enseñaran que no puedes bailar en las discotecas para no ofender a los islamistas. Y que los millonarios amiguetes de los socialistas tienen protegida “su” propiedad y no puedes copiarla mientras que la de los demás hay que partirla y repartirla. Y se dará pábulo a esa genialidad de Zapatero de que la solidaridad no significa penalizar a los catalanes (a los ricos) por su mayor esfuerzo fiscal. O que puedes eludir la ejecución de una sentencia del Tribunal Supremo si eres vasco y te llamas Atutxa. O que puedes matar a alguien y darte a la fuga si eres bailaor, farruquito, porque no pasa nada. Educación para la Ciudadanía pura, ya que la obra llevará además un prologo de Gregorio Peces Barba en el que explicará a los niños que hay buenos y malos. Y todos aprobados y con titulo colgado en el salón para admiración de las visitas.

Mobusi