le sientan bien a España y que dentro de unos años nos daremos cuenta de ello (que se lo pregunten a Felipe González). No hace falta esperar a que transcurran algunos años para catarlo porque esas reformas “democráticas” ya están aquí y han provocado que los burócratas del Gobierno socialista catalán quieran decidir a través del CAC qué es la verdad, qué se opina y qué no, además de vigilar “la ejecución de la práctica de la actividad física” y la “competencia exclusiva en materia de tiempo libre (artº 134 del Estatuto); es decir, la potestad de determinar en qué gasta su tiempo el ciudadano (todo "uno stile di vita"). Y, por supuesto, vigilar por medio de los expedientes clínicos qué médicos no redactan en la lengua del Imperio para reciclarlos con la neolengua y la verdad del Gran Hermano de que dos y dos son cinco. El siguiente paso será marcarles en la frente con el estigma de españolazos y obligarlos a vivir en el gueto de Varsovia, digo de Castefa, la patria del Neng y de los españoles. Si hace unos días decíamos que vuelve el fascismo, ahora hemos de añadir que ya está aquí de la mano del nacionalsocialismo y nacionalcomunismo agropecuario que buscan afianzar los privilegios burgueses de la nueva aristocracia por la geografía de la cuna. Si Marx levantara la cabeza...
