modificar la intensidad de la vibraciones con el mando del volumen sin que nadie se entere de nada. Así que si estás en un aeropuerto, por ejemplo, y lo llevas metido en la vagina (o en el coño) puedes masturbarte en la sala de espera mientras oyes el “¿Me voy o no me voy?” de Celia Gámez (o los boleros de Bertín Osborne), con sólo subir el volumen de la música para aumentar la vibración y correrte delante de todos, sin que nadie sepa nada, que es una fantasía muy corriente en la mujer. Así que mientras tú andas embobado mirándole las piernas enfundadas en esas medias de rejilla, ellas se están masturbando y oyendo música delante de ti. Tan panchas. Son unas descaradas que ya no saben que inventar para pasárselo pipa sin tener que trabajar. Quieren estar todo el día gozando y oyendo música. Aunque el invento también tiene sus ventajas para el hombre, ya digo, porque te permiten escaquearte cuando ellas se ponen mimosas y quieren cuartelillo. Ponte el iPod, cariño, que es que me duele la cabeza, podrás decirles sin que te remuerda la conciencia porque ellas pueden autoservirse, gozar y además oír música. Todo un detalle.
10 de enero de 2006
Masturbación musical
modificar la intensidad de la vibraciones con el mando del volumen sin que nadie se entere de nada. Así que si estás en un aeropuerto, por ejemplo, y lo llevas metido en la vagina (o en el coño) puedes masturbarte en la sala de espera mientras oyes el “¿Me voy o no me voy?” de Celia Gámez (o los boleros de Bertín Osborne), con sólo subir el volumen de la música para aumentar la vibración y correrte delante de todos, sin que nadie sepa nada, que es una fantasía muy corriente en la mujer. Así que mientras tú andas embobado mirándole las piernas enfundadas en esas medias de rejilla, ellas se están masturbando y oyendo música delante de ti. Tan panchas. Son unas descaradas que ya no saben que inventar para pasárselo pipa sin tener que trabajar. Quieren estar todo el día gozando y oyendo música. Aunque el invento también tiene sus ventajas para el hombre, ya digo, porque te permiten escaquearte cuando ellas se ponen mimosas y quieren cuartelillo. Ponte el iPod, cariño, que es que me duele la cabeza, podrás decirles sin que te remuerda la conciencia porque ellas pueden autoservirse, gozar y además oír música. Todo un detalle.