5 de enero de 2006
Sociodicea y patriotismo social
Uno de esos penenes cursipogres que suelen despotricar en el diario gubernamental acaba de escribir que estamos aquejados de una panglosiana “sociodicea” que justifica que vivamos en la mejor de las sociedades posibles, cuando no es así, según su dictamen. No lo sé, pero desde luego esta sociedad si que es la mejor posible para su jefe, Polanco, que le ha permitido que amase una inmensa fortuna y que se encarame al tercer puesto en el escalafón de los multimillonarios; de esos multimillonarios que se han hecho ricos creando riqueza, ya se sabe, pero sin intercesión de la plusvalía marxista porque ellos, como hombres de progreso, han amasado sus millones sin mancha alguna pues
han sido, y son, inmaculados como la encarnación de María. Cosas del Espíritu Santo capitalista. Aunque es probable que el plutócrata dueño de ese periódico le pague a sus penenes escribanos de Universidad para que nos cuenten la milonga de la panglosiana “sociodicea” con el fin de alertar de que esta no es la mejor sociedad posible porque él debería ocupar el primer lugar en el escalafón de los más ricos de España en vez del tercero. Eso es lo justo, lo suyo. Porque esta sociedad no es justa, no es la mejor posible, mientras que su amo y señor no ocupe ese primer puesto entre los multimillonarios. Y por eso el Partido Socialista al 1% ha decidido ayudarle bajándole los impuestos a los multimillonarios con los fondos Sicav, “patriotismo social”, ya se sabe, para que así sea la sociedad más justa y que no nos dejemos embaucar por esa “sociodicea” que pretende hacernos creer que vivimos en la mejor sociedad posible cuando no es así porque los millonarios socialistas, la izquierda de la Moraleja, gana poco, la verdad y no ocupe al primer lugar. “Patriotismo social”, creo que lo llama el figurín que dice que nos gobierna. Yo siempre he dicho que no hay dos Españas, sino tres: la de los tontucios, los hipócritas y los hijoputas. Táchese lo que no proceda. Y algunos de ellos no se confortan con el puesto que tienen y encima quieren más, como el niño de la foto de arriba. No tienen hartura.