1 de febrero de 2006
Tu poder ‘strapon’ me anonada
Tanto que te veo ahí echada y no sé qué hacer, ni qué decir. Ven, me has dicho desde tu despacho, pero cuando he entrado en él y te he visto ahí sentada no sé para qué me quieres, la verdad, porque estás muy rara. He supuesto que te has desmayado, pero luego he visto que no porque estabas sonriéndome muy melosa y me has dado miedo, aunque tú no lo creas. Porque siempre has tenido un gran atractivo personal y tu personalidad siempre ha sido arrebatadora, pero ahora se te ve ahí tan imponente, tan segura de ti misma y tan poderosa que me anonadas. Pero creo que esto ya te lo he dicho. Me repito, porque me aturdes y me subyugas pues has conseguido que se me ponga dura al verte. Sabes cómo provocarme para ponérmela dura en las circunstancias más insospechadas. Y sabes como conseguir de mí lo que te propones porque eres mala. Muy mala. Aunque no sé qué es lo que pretendes, ni imaginarlo quiero, porque se te ve tan omnipotente que me abrumas. Es que siempre he sido muy tímido y tú te vales de eso para sorprenderme y excitarme, porque me tienes cogido el pulso, el tino, y sabes lo que quiero, aunque yo no lo sepa. Y haces conmigo lo que quieres. Y eso que eres mi jefa. Y mi esposa.