He visto un cartel en el balcón de la sede del Partido Socialista que reclama el “0,7% para todos”. Para todos los países pobres. Tienen razón y yo me uno a su petición. Los apoyo incondicionalmente. La cuestión es que probablemente su jefe, el presidente de Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, no pueda leer este cartel y obrar en consecuencia, por lo que les recomiendo que le manden una carta certificada con acuse de recibo. O un burofax para que se entere, pues como resulta que él es el jefe de Gobierno socialista responsable de tomar la decisión, sólo tiene que sentarse en su despacho y firmar el decreto. Porque su Gobierno presuntamente socialista, sólo aporta actualmente el 0,3% de ayuda al desarrollo y no tiene previsto subirlo hasta el año 2012, largo me lo fiáis, Sancho, que andaremos ya todos calvos. Cuando él ya no esté. Así que sólo tiene que sentarse ahorita mismo en su mesa y ordenar
a su secretaria que le redacte el decreto ley para que él lo firme porque depende exclusivamente de su voluntad ya que para eso se supone que gobierna. O llamar a Rubalcaba y Pepiño Blanco (los Milli Vanilli del Gobierno), para que se lo redacten. Porque ya que es tan valiente para retirar las tropas de Irak, para enfrentarse a la Iglesia o para derogar el trasvase del Ebro (agua para todos), sólo tiene que seguir siendo valiente y tomar la decisión de destinar el 0,7% de “sus” presupuestos a los países pobres. Ahora mismo y no en el 2012 cuando él ya se haya ido o cuando lleve ocho años en el poder. Los he visto más rápidos. Porque si el jefe del partido, su conmilitón socialista, sólo aporta el 0,3% y no piensa subirlo hasta el 2012, qué fuerza moral tienen los militantes de base para exigir que los demás hagan lo mismo. Se predica con el trigo, digo se da ejemplo con el trigo, digo se da prédica con el ejemplo. Aunque a lo mejor es que no hay huevos. Que su jefe Zapatero es muy valiente para ciertas cosas, pero para otras no tiene cojones. Porque esta vez no se trata de lidiar con un toro, sino con una simple gallina. Pero a lo mejor es que no hay huevos, ya digo, y por eso se lo recuerdan con pancartas los muchachos de su propio partido.