Antonio F. Marín: Shoedangling, cariño

4 de mayo de 2006

Shoedangling, cariño

Lo sé, cielo, no pasa nada, pero te ruego, por favor, que dejes de mover el pie, de jugar con tu zapato en la punta del pie en esa actitud “shoedangling” tan coqueta, porque aunque lo haces sin darte cuenta, según dices, yo sé que lo haces a posta porque eres mala y sabes que eso me excita. Y lo haces además en publico para ponerme en evidencia, para que tenga que meter la mano en el pantalón y taparme porque se me pone dura con sólo mirarte y, sobre todo, cuando luego me miras a las ojos. Eres mala. Casi cruel. Te gusta ponerme en un apuro en público, delante de todos, porque sabes que tienes ese poder sobre mí, porque yo te lo he dado, que conste, aunque tú te lo tomas con toda libertad. Y con toda propiedad, dicho sea de paso. Porque eres mala y te gusta ponérmela dura en público, delante de tu mejor amiga mientras tomáis café como si nada. Eres perversa. Y adorable.

Mobusi