Antonio F. Marín: Conflictos sociales imprevisibles

21 de agosto de 2006

Conflictos sociales imprevisibles


Casi 1.300 inmigrantes han llegado a Canarias el pasado fin de semana, 20.000 en lo que va de año y hay 100.000 más esperando en Senegal, según la Cruz Roja. Pero he leído que a CiU lo que le preocupa es que puedan votar, porque «no hablan catalán ni conocen nuestra identidad». Y me he quedado con la pata tiesa. Porque si esto lo dice un español es vapuleado, escarnecido y emparedado como racista y xenófobo, pero lo dice un catalán y no pasa nada. Aquí algunos tienen privilegios de cuna, bula, exención, dispensa, indulto, regalía, fuero, patente, gracia, concesión, merced, favor,
protección, etcétera, etcétera. Aquí hay ciudadanos de primera y de segunda, merced a un Zapatero del Tinell que es capaz de todo con tal de satisfacer a sus amiguetes nacionalistas y a los plutócratas que le permiten seguir aferrando a la poltrona. España no está en venta, pero la dignidad está de saldo. Así que el “Gobierno debe empezar a replantearse la revisión de la normativa sobre la dispersión de indocumentados que abandonan los centros de internamiento y echar el resto para lograr convenios de repatriación de irregulares”. Tranquis. Antes de que me llamen racista, xenófobo, fascista y demás perejiles propios de los pensadores a piñón fijo, he de advertir que la frase no es mía, sino que consta en un editorial de El País del sábado. Una propuesta que viene haciendo la derecha desde hace años, muchos años. De pronto se han caído del guindo. Porque con la inmigración descontrolada se podrían producir "conflictos sociales imprevisibles si persiste el efecto llamada de inmigrantes”, aunque esto no lo digo yo, sino el Real Instituto El Cano que dirige un ex ministro socialista. Pues eso. Pero el muchacho de León sonríe, y sonríe, y sonríe.

Mobusi