Antonio F. Marín: La España infantiloide

17 de agosto de 2006

La España infantiloide

El presidente de Galicia ha reconocido que se han quemado 70.000 hectáreas, Europa que 86.000, la NASA que 175.000 y la cadena SER sólo 65.000, muchas menos menos que las que reconoce el propio Gobierno gallego. Nunca Máis no ha dicho nada y se manifestará el próximo domingo contra el “terrorismo forestal”, pero no contra la incompetencia de los gobernantes responsables porque éstos son sus amiguitos y ya sabemos por “Barrio sésamo” que a los amiguitos hay que mimarlos y darles de merendar. Tienen razón. “Las características de los incendios de este año podrían quizá dar verosimilitud a la teoría de la conspiración destinada a desestabilizar y desacreditar al nuevo Gobierno gallego”, escribía hace unos días el diario El País en un editorial contrastado, serio y riguroso como es habitual en él. Después hemos sabido que
de los 28 detenidos, el único que parece tener vocación política conspiradora es un muchacho que se presentó a las elecciones por el PSOE. Chachi piruli. El incendiario era otro amiguito. Y es que cuando quieres pasar por serio quedas en ridículo y cuando quieres pasar por fino, quedas cursi, cursilón como ha quedado Manuel Rivas (más cursi que una columna con flecos), que acusó a la derecha que no gobierna, de la ineptitud de sus amiguitos que sí gobiernan. O el cerril sectario de Suso del Toro que le echó la culpa de los incendios a una conspiración judeo-masónica-pepera. Un nivelazo intelectual, ya digo. Son tan sectarios que no comprenden que sus amiguitos son incompetentes en la extinción de incendios aunque hayan sido provocados por Aznar con un mechero. Da igual que lo haya provocado Agamenón o su porquero, porque es manifiesta su negligencia e incapacidad para solucionar el problema. Se llama incompetencia. No aptos. Ineptos e inútiles con responsabilidades políticas muy graves. Esta es la España de Zapatero; la España infantiloide que miente acusica y que nunca es responsable de nada porque la culpa es del otro. Educación para la ciudadanía, ya te digo.

Mobusi