Antonio F. Marín: Los cafres de la derecha

4 de agosto de 2006

Los cafres de la derecha

Unos cafres del PP de Toledo pretendían construir una urbanización sobre un poblado visigodo confundiendo el progreso con la tabla rasa y desconociendo como paletos ignorantes, que hay un patrimonio común que no es nuestro, aunque tengamos las escrituras ante notario, porque es registrar esa propiedad sobre el agua. Esta tropa de gente inculta y zafia, se empareja por el otro extremo con los rústicos cavernícolas ecologistas que quieren retrotraernos del bidé a la palangana. Ambos extremos se tocan, ya digo, porque es gente como la del PP de Toledo y los ecologistas retrógrados, la que mancillan la modernidad y el progreso e impiden que sigamos perfilando la civilización como ya hicimos cuando abandonamos las cuevas para construir casas. Y cuando abandonamos el candil por la luz eléctrica, la fuente por el grifo y la palangana por el bidé.
Uno es partidario del progreso con elegancia; una elegancia que impide catalogar Las Vegas de Estados Unidos como progreso civilizado ya que es una horterada
con neón y rebaba de Elvis Presley. Pero si alguien propusiera derribar Las Vegas sería estigmatizado por querer atentar contra un patrimonio americano, casi universal, pese a que es una horterada con ribetes que atenta contra el buen gusto. Pero también conviene recordar que el acueducto de Segovia no tenía informe de impacto ambiental y que de haber existido entonces los ecologistas, no se habría construido porque atraviesa la ciudad. Y tampoco la Torre del Oro de Sevilla que no tenía estudio de impacto ambiental y además se construyó en la ribera de un río. Con los criterios de ahora jamás se habría construido. Quiere decirse que una mierda es una mierda tenga o no tenga estudio de impacto ambiental. Y que una mierda es una mierda sea o no sea sostenible, mientras que una obra de arte lo es aunque no tenga las bendiciones ambientales.
Quiere decirse pues, que cada cosa ha de tratarse con tiento, mesura, sentido común y elegancia. Lo que ocurre es que este es un país de paletos rústicos de cuchufleta, chichinabo y “Aquí hay tomate” en el que prima la ordinariez de las sandalias romanas, el pantalón corto y las piernas con pelambrera, y sólo nos movemos para joder al otro; para evitar el éxito del otro y para impedir que prospere el otro; o sea, la envidia y el rencor made in Spain. Y de esos lodos tenemos estos polvos, Seseña, en Castilla la Mancha, por ejemplo, donde los socialistas han hecho lo que critican en donde no gobiernan. Y en esas estamos, Sancho.

Mobusi