Tus pechitos caben en la mano
Me caben en las manos, me dices. Y es verdad, añado. Afortunadamente. Porque así brincan y se te empitonan bajo la blusa. Y además me gusta ese corte de pelo que te has hecho estilo Valentina de Guido Crepax. Pero lo mejor son tus pechitos, ya digo, que saltan danzarines, púberes y turgentes acusándome impunemente. Te caben en las manos, me dices. Y es verdad.