El muchacho de León ha insistido en que aún tiene más energía si cabe para seguir buscando la paz, pese a que los terroristas le han puesto dos muertos encima de la mesa, no quieren oír sus baladas de paz y siguen preparando bombas a razón de 230 kilos por artefacto. No me extraña. El cerril no duda jamás. Y cuando el cerril no duda es el pueblo el que tiene que hacerle ver que está encerrilado. De hecho muchos columnistas que antes le apoyaban mansos y consentidores, ahora han descubierto que Zapatero no era el político avezado y avisado que todos creían. Pues vale. Yo vengo por aquí diciendo desde el principio que es un “muchacho de León” sin que esto signifique un insulto porque yo mismo soy “un muchacho de Murcia”. Lo que ocurre es que yo conozco mis limitaciones y no me meto en las listas electorales para aspirar a la presidencia. El muchacho de León sí. Y sigue erre que erre hasta que el pueblo se dé cuenta de que él es el mayor problema para buscar la paz.