Antonio F. Marín: Azul y sombra y Entretiempo

10 de febrero de 2007

Azul y sombra y Entretiempo


Enrique me ha enviado su opinión/crítica de mi libro “Azul y sombra”, una vez que lo ha terminado, y aunque lo critica por ser caótico, creo que ha acertado en su comentario. Así que lo publico aquí porque además sirve de orientación para la próxima, “Entretiempo”, ya que ésta es la segunda parte de la otra.
 
“Azul y Sombra es una notable novela. Más por ser además la primera de las tuyas (que yo sepa). Muy en tu estilo, escrita desde muy dentro, desde tus experiencias, vivencias y buenas lecturas. Como el poeta, puedes tú también decir: "confieso que he vivido". El narrador adopta la tercera persona para describir situaciones y tipos humanos desde el escepticismo, de vuelta de todo, como diciendo: "esto ya lo he pasado, vivido, sentido". Con una fina ironía que me recordaba inmediatamente los comentarios de tu blog. Y con sentido del humor, de sobra. A veces la novela parece tener un desarrollo atípico, quizá caótico, alejándose del núcleo central (la famosa chinica), que pasa a un segundo plano entre tantos desarrollos narrativos. Pero es en estos otros desarrollos
donde se encuentran las páginas más jugosas, sobre todo las referentes a la chica de la habitación de al lado del hotel, sin duda donde yo más he disfrutado.
Los paseos del narrador por Argaz, trasunto de tu Cieza como Vetusta es a Oviedo en La Regenta, me hizo recordar el viaje singular de los protagonistas del Ulises de Joyce por Dublín. En esos paseos se encuentra con todos los tipos humanos, encarnados en personajes de la comarca murciana y por lo tanto universales, y descritos con humor y escepticismo, caricaturizados en nombres y apellidos imposibles. El misterio de la chinica, lo que parecía ser la trama principal de la novela, queda en nada. Es la excusa máxima para narrar otras sensaciones, acontecimientos, reflexiones compartidas. Todo queda como en esa canción del gran Antonio Vega: "esperando nada". Y en la soledad de su nada, ahí queda el narrador, después de descubrirnos parte de sus adentros.
He disfrutado de todas sus páginas, a veces luchando contra lo caótico. Como esas buenas canciones que tienes que escuchar muchas veces para que te gusten, al doblar la última página te queda la sensación de haber disfrutado de su lectura”.
Enrique Ortega Antón

Mobusi