Antonio F. Marín: Educación para la Cursiprogresía

29 de junio de 2007

Educación para la Cursiprogresía

En Estados Unidos la asignatura de Educación para la Ciudadanía enseñaría a los alumnos que la pena de muerte y la venta libre de armas es un derecho, porque así está recogido en las Constitución americana y es legal. Y José Antonio Marina escribiría libros de textos en los que alabaría la doctrina constitucional y enseñaría una ética laica y constitucional que ampara el derecho a tener armas y a mantener la pena de muerte. Cobrando, por supuesto. Si yo viviera en Estados Unidos impediría que a mis hijos se le enseñara que es legal tener armas en casa y que es legal la pena de muerte. Aunque sea constitucional. A partir de ahí se puede colegir que
Educación para la Cursiprogresía va a enseñar en España a los niños a ser unos buenos cursiprogres; es decir, unos niños educados bajo los criterios intelectuales de Zerolo y Pepiño Blanco. Hay que objetar porque no es un problema moral, sino estético.
De la clase de Religión te puedes librar porque es optativa, pero esta religión cursiprogre es obligatoria, de obediencia debida y además con nota. Eso pretenden los fascistas de pensamiento único, pero no pasa nada por objetar porque la Ley de Educación aprobada por los socialistas, permite pasar de curso con tres asignaturas suspensas y una de ellas podría ser Educación para la Cursiprogresía. Y además esa misma ley recoge el derecho de huelga de los alumnos por lo que estos se pueden acoger a ella para no entrar a clase. Y no pasa nada. Son tan necios que ellos mismos facilitan la objeción al querer dar libertad a los alumnos sin darse cuenta de que esa libertad puede ser usada contra ellos como puede pasar en este caso. (Apartado 5 de la primera disposición final de la Ley Orgánica 2/2006 de 3 de mayo. BOE de 4 de mayo de 2006).
Pero los curas se equivocan: esto no tiene nada que ver con la moral, sino con la elegancia. Hay que objetar esta asignatura por la misma razón por la que objetamos de un tipo que se tira pedos en un restaurante. Hay que objetar de las flatulencias paletas de Zerolo, Millás, Maruja Torres, Antonio Gala y Polanco. Hay que impedir que conviertan a los niños en unos Pavlik Morosov que asienten y consienten a las cursiladas apostólicas de estos paletos nuevos ricos que pegan sus mocos intelectuales debajo de la mesa. Quieren elevar su doctrina cursiprogre a rango moral con el fin de encontrar justificación a sus negocios, sus chanchullos y sus cursiladas laicas. Uno objetaría en Estados Unidos y objetaría en España. Por estética y por elegancia. Antes muertos que cursiprogres.

Mobusi