Antonio F. Marín: La política, las putas y los teleñecos

27 de enero de 2008

La política, las putas y los teleñecos


Un sujeto ha matado a su mujer en Murcia y la ha llevado muerta a la comisaria, servicio puerta a puerta, para abreviar y ahorrar trámites: aquí la tenéis para lo que gustéis y a mandar que para eso estamos. Puede parecer humor negro, pero no lo es. Es siniestro. Como también es ténebre que un tipo, un teleñeco que atropelló y mató a un joven, le haya reclamado a los padres los desperfectos del coche porque después de todo el muerto tuvo muy poca consideración al
arañarle el capó con su atropellado cuerpo. Ni Chumi Chúmez lo mejora.

Esta corrala llamada España parece un guiñol de teleñecos, de monigotes de la porra, que a veces son más humanos que los personajes de carne y pedos, porque también hemos sabido que una ambulancia ha sido multada por correr en una urgencia pues se conoce que a las urgencias hay que ir con más cuidado para que no se maree el enfermo, suponemos, claro, porque vivimos en el país de los teleñecos, ya digo, donde una tal Karmele Marchante habla con una piedra y una chica que se llama Lucia Lapiedra parece que nos tienen en un sinvivir porque se ha podido operar el culo pues lo tiene demasiado hermoso para ser tan delgada.
Y además creo entender que la mujer de un teleñeco que se llama Jesulín anda muy escocida porque él muchacho no va a visitar a su hija Andreíta. Al menos eso se desprende de las informaciones que facilitan unos periodistas apostados en la puerta de su casa para confirmar la emergencia mientras el teleñeco de Pepiño Blanco ha acusado al teleñeco de Rajoy de ser cenizo, porque ya sabemos que la sartén le dijo al cazo "apártate que me tiznas".
Entretanto, una asociación de vecinos teleñecos de Valladolid ha pedido que los colegios electorales no se instalen en colegios religiosos ni en el seminario porque, según los afectados, sus símbolos religiosos pueden perturbar la votación, influir en las almas sensibles que van a votar. Y tienen razón. Yo creo que las urnas deben situarse en los puticlubs con objeto de ambientarnos en eso de la política, aunque sea en las afueras. No hay ningún sitio más acorde y más idóneo que los club de putas de carreteras para coger el tono y decidir a quién votar.

Mobusi