Antonio F. Marín: El pacifista Zapatero, mon amour

12 de agosto de 2008

El pacifista Zapatero, mon amour


El presidente ruso Putín ha invadido Osetia del Sur para buscar la paz mediante los bombardeos y los miles de muertos, ante la impotencia de nuestra bienamada ONU que como ya sabíamos, no sirve para nada. Y ante la indiferencia de nuestros idolatrados pacifistas que siguen tostándose por la playa porque ellos sólo se ponen en acción si la guerra es de los americanos, como está mandao y como Dios manda. Y además Georgia quería entrar en OTAN y todo. Que los zurzan, digo, que los cuezan o los maten (aún cuando se retiran de su propio país), porque Putin los

invade para proteger a la población y buscar la paz, claro; para buscar esa paz que ha provocado millones de muertos a lo largo de la historia porque no hay nada más peligroso que un "salvapatrias" o un "salvamundos" que se cree ungido para hermanar a los pueblos y buscar la paz mundial a lo Miss Mundo.

Y ahí tenemos a Bush, el de Guantánamo y la silla eléctrica, pidiendo en China el respeto de los derechos humanos, con un par, sí señor. O a los mismísimos terroristas etarras que, mira por donde, también quieren la paz, buscan la paz mediante el asesinato, porque por aquí en eso de buscar la paz, maricón el último.

Así que Zapatero se ha propuesto también buscar la paz y para empezar ha batido su propio récord en la venta de armas mientras se infla como un pavo al proclamar que busca la paz mundial y envía recaderos para hermanar a todos los pueblos, a todas la civilizaciones, a todas las tribus, a todas las etnias y a todos los españoles, menos a los catalanes, vascos y gallegos que pueden ir por libre en la Alianza y no asociarse, ni hermanarse, ni nada que se tercie. Un cursiprogre purasangre, como se ve.
¿Qué es un cursiprogre?, me preguntas mientras clavas tu pupila azul en mi pupila. Un cursiprogre eres tú, Zapatero, que dices que buscas la paz mundial mientras aumentas la venta de armas; es decir, un hipócrita, camastrón, camandulero, tartufo, lagarto, farsante, trolero, fullero y farisaico.

Dicho todo esto como crítica política y no como un insulto, (se advierte), no vaya a ocurrir que una celosa juez quiera proteger la honra calderoniana del presidente del Gobierno que cobra de nuestro dinero para que lo alabemos con lisonjas, parabienes y cucamonas, el pobre, que se sacrifica en Doñana por nosotros y por la paz mundial, vendiendo armas y predicando la paz entre todos los pueblos.

Mobusi