Antonio F. Marín: Enseñando las bragas, en castellano

25 de agosto de 2008

Enseñando las bragas, en castellano


Iba a disertar sobre las fiestas de Cieza que comenzaron oficialmente ayer, lo juro por Snoopy, pero cuando iba a dar mi paseo de todas las tardes, me encontré a dos chicas en la Plaza de España mirando a los operarios que instalaban los focos, instrumentos y demás parafernalia de Loquillo (que actuaba por la noche), y me paré porque en esta corta vida hay que saber diferenciar entre lo principal y lo accesorio. Así que me quedé también mirando. No a los operarios, qué va, sino a dos nenas
que se sentaban en los bancos de piedra que circundan la plaza y que abrían los muslos y enseñaban las bragas (como en la foto de arriba), sin percatarse de ello. Supongo.

Y me quedé embelesado mirando (a ellas), mientras ellas miraban a los operarios y supongo que los operarios no miraban a ningún sitio porque estaban en lo suyo de montar toneladas de artilugios, instrumentos, humos y watios para la actuación de la noche.

Nótese que he dicho "enseñando las bragas" y no "upskirt" porque el castellano sigue avanzando en Internet, mucho, aunque este dato no lo he averiguado por los sesudos estudios del Instituto Cervantes, por ejemplo, sino porque la gente entraba antes a este blog buscando por "upskirt" y ahora ya acceden mayoritariamente por "enseñando las bragas", lo que supone una conquista del "spanish" en detrimento del inglés. Lo que se comunica para general conocimiento.

PD.- Acabó de llegar de ver a Loquillo y me ha gustado: suena mejor en directo que en las grabaciones, lo que es mucho, aunque no se enchufó con el público (excepto los entregados de las primeras filas), porque aparte de que el tío es seco (anuncia la canción y el autor de la letra, como el que anuncia la salida de un tren), no se puede conseguir entusiasmo cuando en la plaza abundan las mamas con niños y carrito, viejecitos que cruzan perdidos, novios que se meten manos y un inequívoco olor a morcillas y salchichas asadas provenientes de las tascas de los alrededores. Y así no hay manera.

Mobusi