Antonio F. Marín: La tasa Tobin, más necesaria que nunca

17 de septiembre de 2008

La tasa Tobin, más necesaria que nunca


Un gran banco norteamericano ha quebrado, las bolsas han bajado y todos los medios informativos han abierto con un gran artificio de letra titular, mientras los columnistas han comenzado a aventurarnos el pandemónium que se nos avecina con este crack bursátil, aunque se supone que ningún directivo se subirá al edificio Chrysler y se arrojará al vacío como en el 29.  No caerá esa breva, ni ese ejecutivo, porque éstos están blindados y los que pagarán
el pato con guarnición (y hasta el faisán), serán los de siempre, los pobres desgraciados que tengan sus ahorros invertidos. La prueba de que no ocurrirá nada es que nuestro prohombre, nuestro insigne Zapatero, nuestro faro señero que ilumina Occidente, se nos ha ido a Turquía a celebrar el ramadán, porque se conoce que lo tiene todo bajo control.

Podemos entonces estar tranquilos, y serenos, porque mientras en Occidente quiebra un gran banco y Zapatero celebra el fin del ramadán y la Cuaresma, en un estado de la India han aconsejado a los ciudadanos que coman ratas para solventar la crisis alimentaria que padecen. Una exageración, sabe usted, porque podrían haber consultado antes con Ferrán Adrian, el del Bullit, por si les puede preparar unas ratas con almizcle de hidrógeno y salsa tártara en un lecho de nitrógeno de amapolas.

Pero fueraparte bromas ( macabras), la situación es tan horrorosa (en la India, no en Estados Unidos), que conviene insistir una vez más en la perentoria necesidad de aprobar la tasa Tobin que cobre un porcentaje de las transacciones de los capitales que van libremente de aquí para allá recaudando beneficios sin que los ciudadanos de esos países vean un duro debido a la corrupción de sus gobernantes o porque esos dineros se destinan a la compra de armas.

Con esta tasa se controlarían además las inversiones especulativas y sería todo más higiénico si es que algo puede ser profiláctico cuando hablamos de dinero. Aunque ya puestos nosotros también podríamos comernos unas ratas que menudean por los despachos y los partidos, y que cobran por no solucionarnos los problemas, porque cuando la economía iba de maravilla la culpa era de Solbes, que era un exclente gestor, pero cuando vienen mal dadas, señorita, la culpa es de Bush que es un niñó muy malo. Encima de gandules e irresponsables, acusicas y chivatos.

Mobusi