Antonio F. Marín: El gotelé churretoso de la Alianza

20 de noviembre de 2008

El gotelé churretoso de la Alianza

Así que por fin nos hemos enterado en qué consistía la Alianza de Civilizaciones, es decir, una sala para aunar esfuerzos, hermanar a los pueblos y unir lazos entrañables bajo "una capilla" que ha costado 20 millones de euros (3.326 millones de pesetas), de los que el "artista" ha arramblado con 6 (998 millones de pesetas).

Es decir, un gotelé churretoso y a lo bestia; una paletada de nuevos ricos, una horterada de la cursiprogresía para decorar el garito/bodega del Tío Pepe, en el que estamparán su firma los más insignes toreros y artistas de la cursiprogresividad. Incluido el rey. Son progresivos, como las lentes, con las que hay que admirar el gotelé a manguerazos.

Más que la panorámica que nos vienen ofreciendo del techo de la covacha, uno prefiere ya puestos la de un buen culo, que chorree otros gozos pierna abajo. Y otro pincel
más ordinario. Pero es cuestión de gustos.

Porque la ONU le pidió a España cuatro millones y los españoles, es decir Zapatero, dijo hasta ahí podíamos llegar: me pides cuatro, pero yo te voy a dar 8 y además te busco otros 12 porque soy español castizo y mi Alianza de Civilizaciones hay que alicatarla hasta el techo y ponerle cojines en el parabrisas, ya que no podemos ponerle alerones y música de los Chichos. "Es la promesa de algo nuevo cada día", ha declarado un cursiprogre en toda su salsa churretosa. Es "el Arte grande, lleno de propuestas y de símbolos", escriben apoteósicos en el boletín cursiprogre El País.

Porque aparte de la calidad o no de la obra, y allá cada cual con sus dineros, sus gustos y sus pedos, (si el dinero es suyo y no se quita al desarrollo), es una inmoralidad gastarse 20 millones de euros en una paletada hortera, en una obra para páparos, en un gotelé churretoso a lo bestia que imita una cueva, metáfora de esa banal Alianza de Civilizaciones donde dialogarán los neardentales y los homo sapiens de espaldas a la hambruna del mundo, es decir, donde tomarán té con pastas los cursis y los horteras por ver quién da más la nota, quien recarga más el salón con purpurina de colores en churretes rococós y el cuarto de baño con Mirós comprados al montón en el Ikea de las bellas artes.

Mobusi