Dientes de nácar, decían aquellos poetas de las "flores naturales" y por ahí, que bastante tenían los pobres con encontrar símiles al no hallar metáforas más acertadas. Entonces no sabíamos nada de Lorca, claro, que puso a cada uno en su lugar: el verde sobre el verde, la luna en su sitio y la fragua en Nueva York.
Pero tú tienes dientes de nácar, qué quieres que te diga, porque yo no soy poeta y ni lo intento. Me da pudor. Así que tus dientes son de nácar y tus labios son como fresas. Y tu pezón...
y tu pezón...
Me faltan las palabras. Es que no soy poeta, ya te digo. Pero me gusta un montón.