7 de julio de 2009
"Aquí se caga, aquí se mea y el que tiene tiempo ..."
Los meapilas fariseos del PP murciano que apoyan que los niños salgan del armario homosexual en las escuelas, pero que bloquean este blog para que esos mismos niños no vean una teta, por si se vuelvan heterosexuales (pecado grave), le han concedido un premio al arquitecto que ha remozado en Cieza un convento franciscano del siglo XVII.
Un pegote postizo hortera sobre la austeridad franciscana que a los pocos días de su inauguración ya tiene la pintura desconchada, no le funciona el ascensor, no furula el aire acondicionado (en condiciones), tiene churretes de yeso en la cornisa del claustro y el ruido en las salas es tan clamoroso que se puede estudiar mejor en los bares donde se juega al dominó porque este licenciado de
insonorización ni papa. Se insonorizan los pubes, pero no las bibliotecas. De premio, ya te digo, Rodrigo.
Y como colofón, como corolario a su magna y premiada obra, el licenciado le ha puesto su firma en la fachada con unas enormes letras en hierro porque ya se sabe que todos los listos van por ahí escribiendo "tonto el que lo lea" o "Érase una vez...". Un infatilismo de un premiado arquitecto al que algún malasangre podría plantarle en la fachada de su casa unas letras de hierro con un "Tócale el coño a tu puta madre".
Pero uno no hace esas cosas porque es de mala educación, pero ya puestos le pintaría en la fachada de su casa "escribir en las paredes es cosa de gente marrana". Pero en su fachada, no en la fachada de la catedral de Murcia, ni en la del convento de Santa Ana por ejemplo, porque si lo hiciera allí le meterían una querella criminal, el colegio de Arquitectos lo inhabilitaría y tendría que dedicarse a jugar a las casitas, que es lo suyo.
A mí me han educado para no escribir cosas por las paredes. Y menos en hierro en la fachada de un monumento, pero este tío no ha leído aquello de "prohibido fijar carteles, bajo multa". Aunque los culpables son los peperos de Murcia y Cieza por permitírselo y premiarlo, ya que el páparo adora todo lo que no entiende y cree moderno cualquier cagada. Pero el rey está desnudo.
Porque ya sabíamos que todos los paletos van dejando su impronta por las paredes, sus mocos pegados, sus frasecitas o sus pintarrajos. Este arquitecto y la derecha ciezana nos ha dejado para la posterioridad su frasecita cagarruta, como cualquier otro panarra podría haber pintado "aquí se caga, aquí se mea y el que tiene tiempo se la menea". Cosas de marranos de puerta de retrete de estación de Autobuses que nuestro premiado arquitecto nos ha pintado en una fachada del siglo XVII. Y en hierro, para que no se borre ni con zotal. Una joya. Premiada.